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el informador informal

Por información o por impulso, he ahí la cuestión

Te anuncio lo que nos ofrecerán las televisiones próximamente en ese largo tiempo que se usa para la publicidad en televisión. Un pequeño cambio en el público objetivo de quienes pretenden convencernos para que compremos una forma de vida. Tú sabes muy bien que llevamos mucho tiempo con que la juventud es tan divino tesoro que se ha convertido en una mina para determinados sectores. Esta etapa de la vida empieza pronto y casi no se acaba nunca. Está tan explotada porque a su vez sirve para aportarnos ideas consumistas para no salirnos de esta deseada etapa.
Sin embargo, los estudiosos que tanto nos observan no paran de darles ideas a las agencias de publicidad y expertos en análisis de mercados. Han observado que aumentan las personas mayores de cincuenta años. Y tienen tiempo libre, dinero y salud. Por tanto, son las mejores condiciones para convencerles que compren porque su vida no se acaba así como así. Los jóvenes no quedarán abandonados, tranquila que si alguien no los olvida son los anunciantes. Pero el nuevo sector objetivo serán los otros.
Nuevo público y nuevas estrategias. Si la juventud saben que es impulsiva y, por tanto, los anuncios que tanto nos educan y nos uniforman, favorecen tales reacciones, en el caso de los de cincuenta piden información. O sea, convencerles con razonamientos tan claros que les lleguen a dejar sin juicios en contra. Ya lo notarás, muchas razones, mucha información, mucho omega tres, la arruga ya no será bella por las cremas, los alimentos serán supervitamínicos, muchos lubricantes para momentos íntimos, mejor imagen y menos dolores con infinidad de preparados, el estilo en las continuas vacaciones, esas corporaciones dermoestéticas a las que mucha gente les paga a plazos y tanta información para vivir mejor.
Has de estar atenta a la pantalla. Es en donde hoy se plantea la duda del ser o no ser.

Va a ser que no me gusta repetir las expresiones de moda

Repetir frases de la televisión. Formulismos que quizá necesitemos para reconocernos en el grupo, que nos vean que somos de ellos, o sea de la multitud del un poquito de por favor. Ya sabes que se comienza con una frase de moda dicha por alguien mediático y hasta el más antisistema la deja caer en un ataque de reconcilización con la masa de la que salió.
Tú sí que sabes del uso de clichés entre adolescentes. Te quejas de tanta vulgaridad continua con la que pretenden estar a la última. Que me queje yo, lo entiendo. Pero tú, que estás en su onda, me extraña. Debatimos sobre la libertad del habla, analizamos tantos mensajes SMS parecidos, oímos conversaciones y tampoco hemos de ser negativos. Cuando me preguntas si antes pasaba igual, me da miedo responderte. Más que nada, porque ese antes significa que yo ya soy de antes, antiguo (quizá derivando a antigualla). Siempre ha pasado casi lo mismo. La sociedad cambia y todo se adapta a tantas novedades. De ahí a condenar a la juventud, a decir que sólo repiten,que hablan pobremente o que su riqueza léxica no abarca todo el diccionario de la Real Aacdemia de la Lengua es pasarse. Me gustaría oír a quien lo dice, y a los hijos de estos sabios cómo hablan o escriben.
Tú no te preocupes, tu lenguaje es capaz de adaptarse a las situaciones y a las personas. Con cierto esfuerzo e interés, tampoco es tan difícil pasar de la K a la QUE.

Artesanías industriales

La artesanía se ha popularizado tanto que se ha convertido en industrial. Pero se sigue poniendo elrotulo de artesanía...(continuará)

Bebamos y fumemos que ya nos curarán

Un buen objetivo: beber y fumar para financiar más aún con los impuestos los servicios médicos que después nos curarán...(continuará)

Alianzas muy civilizadas

La Alianza de Civilizaciones, así, con mayúsculas, exportamos un nuevo término que puede hacer furor. Debemos ser muy civilizados para promulgar una nueva dirección general más entre tantas como hay. Te gusta la idea porque viene de nuestro presidente o, mejor, de tu paisano Zapatero. Se te nota que lo de León con lo de izquierdas te va.
Pues, qué quieres que te diga, pero esta historia ya la escuchamos el año pasado. Acuérdate que ya veíamos colgado el cartel correspondiente en despachos de Naciones Unidas. Éste es otro buen nombre: ni naciones ni unidas. Fíjate, ahora hasta el secretario general de la ONU, Kofi Annan, duda de si sirven para algo o no. Aunque tarde, ya era hora.
No sirven para lo que fueron creadas y ahora vamos de Alianza de Civilizaciones. Los adultos, cuando os ponéis a inventar nombres, ideologías y utopías es que os pasáis. Lo bueno de todo es que parece que tantos organismos sólo sirven para alimentar a la burocracia que es para que funcionen. Despachos, teorías, panfletos con declaraciones universales con derechos humanos, viajes, entrevistas, comidas de trabajo a 3.000 dólares el cubierto, reuniones y, después, todos declaran ante la prensa que todo va bien. Como nos decía aquel otro aquí.
Yo estoy de acuerdo con la idea de Zapatero. En la historia que he estudiado en el instituto, nunca deduje que se hayan dado alianzas de civilizaciones. A lo mejor sí ha ocurrido y pronto vendrá otra. Ojalá. Pero, no sé, entre tantos nacionalismos que barren para casa, tantos países que luchan por sus intereses, tantas multinacionales que nos tienen bastantes civilizados, esa nueva propuesta la tomo con escepticismo.
Si algunos son incapaces de convivir con el de otra raza o religión que está a su lado, si las barreras son para que no nos invada su cultura y su miseria, si el primer mundo es el que civiliza la famosa Alianza alimentará muchos discursos insulsos. Mientras, los de siempre, como siempre.

Hermosos envoltorios de sospechosas realidades

El fondo o la forma, la ética o la estética, la fachada o el interior, el producto o la imagen, me agobias a estas horas con este traspaso de dudas de tus clases a nuestro escaso tiempo para hablar.
Ya sabes que dudar es nuestra profesión favorita y nuestro tormento. Escoger entre varias opciones es difícil si te gustaría quedarte con todo. Si es difícil en un objeto, imagínate cuando se trata de principios. Claro que, según tu opinión, la casi ausencia de estos facilita las decisiones. Tú lo dices a menudo, hoy las dudas están entre escoger un modelo o marca de coche, de móvil o de ropa. Es la esencia de la actual ética. No generalices, te respondo. Tampoco es para tanto y nunca estos tiempos son peores que las carencias, el hambre, el odio, la dictadura, el atraso, la incultura y la miseria de antes. No comparemos.
De todas formas, hoy nos dejamos llevar por los envoltorios, se trate de personas o del resto. Todos nos envolvemos en tantos aditivos a la hora de salir de casa que los parecidos con la esencia de la realidad en ocasiones sí son pura coincidencia. Pero nos afecta a la mayoría y así creamos tantos ambientes, escenas y paisajes que se encumbra la diversidad como característica más observada. Somos muchos en el mundo y tiene que haber de todo, me decía mi padre.
Como sabes que me gusta mucho la publicidad, ambos coincidimos en que los eslóganes modernos que más llegan al fondo son los de los perfumes navideños. Imploran la esencia. Por lo menos, las esencias de las fragancias que dicen ir de acuerdo con la personalidad de quienes se las ponen. Otro envoltorio más.
Todo nos lo envuelven tanto que suele ser más atractivo el exterior que el contenido. Tanta higiene, tanta protección sanitaria existe porque hay un agente causante de algo. Acuérdate de uno de nuestros juegos preferidos: acertar las carencias de la sociedad deducidas de las seguras afirmaciones de los mensajes publicitarios. Después, los restos de tanto envolvente material no caben en casa ni en los contenedores. Son desechos en perfecto estado que van no se sabe a dónde. Pero han protegido a esos productos que nos ofrecen tanta seguridad y salud. Los pocos que leemos la composición y el valor nutricional de los alimentos observamos que lo mejor es, sin duda, el anuncio y el envoltorio.
Podemos sospechar, mi princesa preferida, pero creo que hasta el futuro también anda por ahí muy precintado, esterilizado y algo planificado. Ahora bien, tú, con tu libertad, haz lo que quieras o lo que quieran que hagas.

Mandamases secretos del planeta

Es una sospecha, una vana desilusión,una media verdad o un comentario más sin fundamento.
Una de las grandes preguntas de nuestra colección es elucubrar sobre quién manda en el mundo. Ya sé que es volar muy alto y que descifrar tantos secretos no está al alcance de los de la calle. Nosotros pisamos asfalto y no somos dignos de intuir cuestiones tan elitistas y altamente reservadas. Pero, bueno, hablar por hablar (o escribir por escribir).
Tiempo atrás, un día del ya casi pasado verano, saqué este tema. Mirábamos el cielo de los días en torno al 10 de agosto. Ese cielo despejado de aquellos días, en medio de las llanuras castellanas. De Castilla hablamos a menudo y sus cielos son espectaculares. Son muy grandes.
En aquella ocasión tú me dabas tu punto de vista sobre unos temas de los que tú bien sabes que forman parte de mi historia personal. La parapsicología, los ovnis, el ocultismo, naturismo, tantos temas que forman parte de una parte de la vida. No, nostálgicos ahora no toca. Pues bien, mientras las Nereidas desfilaban muy allá arriba, te hablé de este tema y de un hombre muy intereante para mí, ya desaparecido. Andreas Faber Kaiser dirigió una revista mítica de hace años, “Mundo Desconocido”. Hubo conversaciones con él, escribió libros y sabía mucho pero de otra manera –si me permites la expresión-. Dirigió un programa en la emisora oficial de Cataluña y aquella noche de domingo a lunes provocaba ojeras al día siguiente.
Uno de los temas más impactantes que planteó fue escudriñar quién manda en el mundo. Llevó a sabios oficiales, a sabios ocultos y a personas que sabían mucho de todo pero siempre estaban en segundo plano en todo. Casi como los que en realidad mandan en esto, me imagino.
Luego empezaste a agobiarme con tus preguntas, con esas infinitas ganas de saber. Yo te expliqué mis recuerdos de aquellas tertulias nocturnas. Sabios como otro desaparecido, André Malby, al que conocí en una masía cerca de Besalú, en Girona, daba gusto escuchar. Un hombre éste muy extraño, gran amigo del escritor Hugo Pratt, creador del personaje mítico de cómics Corto Maltés. Ya sé, quieres saber la respuesta a la gran pregunta. Nunca la dijeron tal cual. Opinaban que el mundo lo gobernaban cuatro o cinco personas que jamás habían salido en ningún medio de información. Que ellas asesoraban a otras, las cuales a su vez extendían sus tentáculos hasta los mandamases políticos y económicos.
Ahota te enlazo este tema con la última página de La Vanguardia. Ayer publicaba una entrevista con Daniel Estulin, que ha escrito el libro “La verdadera historia del Club Bilderberg”, en editorial Bronce. El periodista Víctor-M. Amela quería saber lo mismo que tú, que yo y que etcétera de gente más. Más leña al fuego del tema que tratamos. Daniel dice que 130 personas poderosas cada año se reúnen en secreto durante cuatro días. Según sus investigaciones, son las que mandan. En medio están con mucho peso dos familias: los Rockefeller y los Rothchild. No te cuento sus andanzas monetarias y de otro tipo.
Las ideas que dice que defienden: globalización, intereses del dinero y que sobra gente en el mundo.
Eres lista. Luego me preguntas que si fueron ellos los que pagaron para inventar el SIDA, si es verdad lo que Daniel dice, que financian a Greenpeace para esté en contra de la energía nuclear y así favorecer que continúe el petróleo, que ellos dominan.
No sé más. Me inquieta todo esto.
Sospecho que el fondo del sitio en que vivimos tiene muchos trasfondos, bajos fondos y profundidades no accesibles a casi nadie.

Pensamientos que (no) se consumen

Afortunadamente hay muchas personas que ejecutan sus pensamientos con cada acto de su vida. Ideas que son eternas y deberían consumirse por una inmensa mayoría. Dicho de otra manera, ponerlas en práctica. Ideas que, por otra parte, no se consumen, no acaban porque son eternas.
Te digo esto cuando he acabado de ver y escuchar al obispo emérito de Sao Félix de Araguaia,en Brasil.Quiero hablarte de Pere Casaldáliga. La televisión de Cataluña, TV3, apostó por ofrecer hoy una entrevista con este obispo en una hora nocturna de máxima audiencia. Un excelente apuesta en estos tiempos en que otros canales siguen por otros derroteros y cada uno ve lo que quiere, o apaga el televisor y hasta puede leer.
No hace falta que te diga quién es este obispo de la teología de la liberación. Recuerda que en más de una ocasión aproveché una tremenda imagen del papa fallecido Juan Pablo ll . El pontífice de pie y Pere arrodillado en el aeropuerto. Escuchaba la bronca con la que el papa populista saludaba al teólogo amante de los pobres.
Escuché atentamente la entrevista de hoy. Muy bien hecha por Mónica Terribas, gran profesional, con ritmo, con metáforas paisajísticas y con frases impresas en la pantalla, cargadas de mensaje y a la espera de ser puestas en práctica.
Anoté algunas palabras del obispo y te las escribo para que nos sirvan a todos más que para leerlas:
- El consumismo está consumiendo a las personas.
- El capitalismo hace del capital Dios.
- Hay que socializar la tierra.
- Es importante hoy practicar la simplicidad.
- No hay que engañarse con las grandes manifestaciones.
- Las cosas se ralentizan con la edad.
- La muerte es una sorpresa, es caer en un abismo pero con esperanza en Dios.
Y la última frase del programa, impresa en la pantalla, con imágenes de fondo:

“El que no es honesto en el cada día,
no puede arreglar el mundo”

Los principios coleccionables de cada septiembre

Veo a mis padres, a mis amistades, a mis mejores intimidades que, después del posible síndrome postvacacional (un nuevo lujo moderno, que la suerte de tener vacaciones produzca la desgracia de un síndrome) se piensa en muchos planes para el nuevo año, o sea, el nuevo curso escolar que para muchos significa más que un nuevo año.
El caso es que oigo en la televisión los viejos fascículos que los anuncian como nuevos en esta temporada, las modas que vendrán y todas las posibilidades de estrenar lo que sea. De colecciones, ni te cuento. A veces pienso en cómo serán las personas que llegan hasta el final y qué harán con tantos artilugios en sus casas. También se nos vienen encima las colecciones de la moda de otoño. A mí me llenan la mesa con una buena colección de libros de texto, con el programas de trabajos para el curso. Dudo del provecho que algunos profes sacarán con la lectura de tantos materiales que producimos, unos copiados de Internet, otros bien hechos y bastantes, mediocres.
La colección de buenos propósitos, si no está hecha, habrá que ir pensando en ella. A mí me gusta hacer planes, que no me planifiquen tanto mi vida ni tampoco que sea tan plana que los alicientes y las sorpresas no existan.
El año nuevo para mí es el primer día de actividad en este mes. El de enero es por tradición heredada, la fiesta por decreto y la felicidad porque sí. Por cierto, mejor que no te adelante esas fechas navideñas. Seguro que dentro de escasos días ya nos anuncian la pre de la preparación de la Pre-Navidad 2005. Ya sabes, en un año nos da tiempo a revisar muchas colecciones de celebraciones, tradiciones, rutinas, fiestas, regalos, aniversarios, felicitaciones y todo eso que se repite en cada hoja del calendario.
Yo me quedo atenta y expectante. Me atrae más coleccionar sorpresas que tradiciones. Lucho porque sea realidad cada día el carpe diem de nuestros clásicos. Y muchos carpe diem también pertenecen a la colección de cada año.

Las princesas de cada día

La monarquía, ni tocarla, muchacha. Ni se te ocurra pensar que tú y yo hablaremos de temas tan regios. Para que después alguien nos critique por criticar o por no estar con el pensamiento único e inmensamente feliz sobre este tema.
Quería comentarte una película dura que trata un tema tan real como que hace siglos que ya pasea. Sí, pasean ellas, las protagonistas, las prostitutas o putas, las protagonistas de un oficio combatido, legislado, burlado, mimetizado y muy cuestionado hoy, tanto por legisladores, ayuntamientos, feministas, machistas y demás ISTAS que en el mundo viven de pontificar sobre cualquier tema. La película se llama “Princesas” y Fernando León te muestra la más cruda realidad de estas personas.
Sé que las respetas mucho, crees que son para un tipo de hombres, piensas que la gente joven hoy tiene más libertad de relaciones como para acabar con ellas, estás de acuerdo en legalizar su oficio, profesión, mercado, ambiente, paisaje urbano o como se llame. Crees que la dignidad de sus vidas pasa por nuestra escala de valores. Algo a donde te llega esta película. La crudeza del retrato de sus vidas, las conversaciones, la distancia o aproximación a la vida desde detrás de los cristales de una peluquería, el mundo que las atenaza define la dura realidad, el dramatismo, retrata cómo es esta sociedad.
Pero también los sentimientos afloran por su piel y muestran que son como tú o yo, quizá en esa vida por elección voluntaria o por necesidad, pero con un bagaje relacional que describe más a los usuarios que a ellas. Cuando hables con tus amistades, no te cierres a estos mundos y observa que, entre su lenguaje de marcado significado sexual, afloran interpretaciones de la vida y pensamientos dignos del más encumbrado filósofo. Son princesas que esperan una salvación, que dudan si la nostalgia no sólo se da por el recuerdo de agradables tiempos sino si habrá nostalgia por algo no vivido aún, son princesas que creen que existes siempre que alguien piense en ti, que se conforman con el sueño de que un amor te espere al salir del trabajo o con esos papeles de la inmigrante que ha caído en manos de un funcionario sin nombre. Son princesas porque cuando llega un amor se olvidan de su trabajo por dinero, porque tienen tanta dignidad como las otras y porque seguro que la música de la banda sonora, compuesta por Manu Chao, les sonaría a rara a las situadas en escalafones demasiado elevados, las cuales muy a menudo se convierten también en protagonistas de (la) película, aunque salgan cada semana en el papel couché de las revistas.
Ellas, tan princesas como tú, mi princesa.

paisajes desde la memoria

La enormidad de los paisajes son un adelanto de lo infinito del mundo. Fíjate cómo la vista se pierde en la lejanía para que la situación se vaya repitiendo. El cielo arriba es el tejado que guarda la naturaleza sometida a los ritmos propios de eso que algunos denominan Gaia, o subordinada a ese ser que la puede cuidar pero, desgraciadamente, sus agresiones son más predominantes.
Te gustan las interpretaciones del medio. Hay tantas como intereses, historias y personas que por allí han pasado o que ahora viven. Nos quedan los restos de las culturas anteriores o de las actuaciones de cualquier persona. Pasear y entender el paisaje es lo que persigues que te cuenten quienes han interiorizado un lugar en donde han ido. Por eso para ti el turismo no te acaba de convencer. Dices que lo que más lo justifica son las divisas y la riqueza que genera pero a un precio muy elevado. Ya sé que te apoyas en el desastre urbanístico de playas y montañas, en desmanes de todo tipo, en edificios ocupados veinte días al año, en la mala educación de algunos colectivos y en el aborregamiento de la masa cuando el asueto les obnubila el cerebro.
Intento convencerte de que los viajeros de antes aún existen, que hay quienes siendo masa intentan buscar la diferencia con sus visiones personales avaladas por la cultura. Pero no. Veo que discutes ardorosamente el fenómeno de salir en estampida cuando todos, todos juntos vamos a parecidos sitios, marchando o volviendo a parecidas horas. Después vienen los colapsos muy organizados y el derroche de tantos nervios y energía. Y también las muestras de aquella cultura captada en formato digital, con el típico recuerdo o la camiseta alusiva con la que publicamos que estuvimos allí.
Por otra parte, los paisajes tienen memoria. La desconocemos en su mayor parte. A medida que nos hacemos mayores se reducen los testimonios de los testigos directos de los cambios. Mueren y se cierra esa enciclopedia con una interpretación del medio. Nadie nos explicará ese camino a dónde va o por qué se hizo, de quién es ese terreno, las anécdotas comunitarias fruto de los trabajos y la convivencia vecinal, quiénes plantaron aquel bosque o ese árbol, los constructores de esa casa o cuántas generaciones tocaron con sus manos ese antiguo cerrojo de la puerta principal de esa casa. Nadie más lo explicará. La vida privada no pertenece a la historia pública. Pasaremos por allí, admiraremos los bosques, haremos un chiste con una aparente horrorosa construcción, nos preguntaremos para qué servía ese supuesto invento sin explicación. Tendremos fotos, explicaremos nuestra experiencia pero nos faltará la exacta realidad que nadie recogerá en ningún libro.
El tiempo es el gran aliado de la vida. Nuestra memoria - la tuya también - explicará las observaciones desde la cultura personal. Por eso intento despertarte aún más la curiosidad intelectual, la búsqueda continua del conocimiento y el trato directo con la gente de cada sitio.
Bueno, me debería explicar mejor, yo soy el primero que te predico con el ejemplo. Aún me queda mucho camino por recorrer, o descifrar muchos paisajes físicos y humanos para salir de mi estado de turista de paso.

Por fin: o el paraguas o mojarse con placer

Hoy he abierto el paraguas. Antes, me he mojado. Tenía ganas de probar la sensación de que las gotas de agua refrigeren mi cuerpo y me regulen de forma natural tanto calor como hemos tenido. Da gusto ir por la calle y empaparse al fin. Tú, como eres mayor, seguro que te pasa igual pero no lo dices por respeto a tu compostura. Bueno, a mí sí me lo confiesas cuando nos vemos.
Ayer tú relatabas las aventuras del incivismo que yo había observado o que me habían explicado chicos y chicas de mi edad. En el fondo son preocupaciones puntuales con mucho fondo y significado para una sociedad tan compleja como la nuestra.
El agua sí que ha sido y es un gran problema. Hago memoria de los extremos: cae mucho agua y devasta el golfo de México, zonas de Europa Central, puntos concretos de la costa catalana y espera al típico otoño mediterráneo, con el enfriamiento del agua del mar. En Cataluña hay una frase hecha que dice que aquí cuando llueve no sabe llover. Muy acertada para aquí y para muchos sitios. Cuando la escasez abunda, ya lo ves. La sequía, el desierto, rivalidades entre regiones, proyectos de canales o de desalinizadoras, restricciones. Lo hemos dicho muchas veces. No sabemos pasar sin ducharnos no sólo cada día, el grifo abierto a discreción, el césped como enseña nacional, enormes lagunas artificiales para producción de la nieve que cada vez sube más de cota, cisternas que no paran de vaciarse, el exceso de higiene que nos condiciona y nos provoca alergias, agua de boca, agua de césped, agua de casa, mucho más agua que la que queda.
Es la ley seca, son los indicios de un problema habitual en tantas zonas desérticas. Tranquilo, el desierto ya está aquí y con él el problema. Pero, bueno, a mal de muchos, ya sabes.
Como te gusta tanto seguir la actualidad económica, recuerdo los intereses comerciales en torno al agua. Aquel famoso trasvase del Ebro fue un buen ejemplo. Ya me fijo en la cantidad de marcas de agua, en montañas agujereadas para dar con buenos acuíferos, en el agua anunciada como señal de salud cuando precisamente ahora su ausencia nos amenaza nuestra vida. O las grandes empresas dedicadas al tratamiento del agua. Un día me hablabas que las grandes corporaciones hoy se fijan en los sectores de las energías, del agua y de los servicios. Ya me explicarás más de este tema en otra ocasión.
Yo, mientras tanto, me mojo con gusto y recuerdo tantos pueblos no tan antiguos que recogían y aprovechaban el agua de la lluvia o reutilizaban otras. Estoy empapada, me produce una gran satisfacción pero esta agua se desaprovecha. Derrochar, desaprovechar, tirar, malgastar.
Queda poca y mojarse se está convirtiendo en otro lujo. Cuando llueva, recuerda, es señal de muy buen tiempo.

El diseño del incivismo en la ciudad de moda

Tú no les has oído explicar sus aventuras de fin de semana o cuando van a un concierto, o de fiesta. A mí me explican algo de lo que hacen y también cosas que ven que ejecutan otra gente al lado. Predominan los chicos pero cada vez se suman más chicas. Son más que aventuras. Llegada una hora de la madrugada, con mucho botellón, alcoholes variados y otros productos en el cuerpo, toca divertirse al aire libre. La noche les protege de sus conciencias. Sólo se ven ante el objetivo y ante el desastre. Pasan por una calle con basura amontonada y les excita su deconstrucción. Beben en la calle porque con el botellón se ahorran las estafas en los precios de algunos garitos. Y hacen sus necesidades enfrente. Si hay que pintar en una pared, se pinta. Si toca participar o comenzar una pelea, pues a ello. Hay que consumir la noche y quien llegue a casa antes de que el sol gane en altura es que no sabe vivir la nocturnidad. Les excitan las estridencias de las sirenas de policía cuando se acercan.
Llegados a un estado de enajenación o de huida de la conciencia, quien no respete sus diversiones es que no es moderno, enrollado ni está en la onda de lo último en pasar la ociosidad. Una idea original y pasan del dicho al hecho. Si es que hay que divertirse, aunque sea a costa de insultar a otras razas, apalizar la diferencia, abusar de quienes se ganan la vida de otra manera, reírse de quien trabaja en la noche o pelearse con tantos guardianes de la seguridad de puertas para adentro. Todo es una broma pasajera, se consiente todo y los mensajes a favor del civismo son la esencia del respeto a lo que sea, con tal de que en Barcelona las campañas de publicidad sean el último grito en formas y originalidad, pero sin fondos y sin actuaciones previsoras y sancionadoras.
Barcelona, ponte guapa con los disturbios de las fiestas de Gràcia, con el abandono de la limpieza, con diseño y modernidad donde viven o trabajan ellos, con túneles contra los barrios obreros, con premios FAD, forums, reconocimientos urbi et orbi de su imagen, mucho turismo, muchos circuitos en autocar descubierto por la zona marcada, barrios de la periferia que son otro mundo no premiado, el abandono del casco viejo a la inmigración, a la suciedad y a las gentes que se buscan la vida como pueden o como ( no) les dejan.
Te explico esto porque conozco a gente de tantas barcelonas como hay que se ven reflejadas en sus problemas. Ya nos anuncian otra campaña más (y van...) no sé para qué. Debates: los que quieras. Soluciones, con moderación y tolerancia. Recuerdo a menudo cuando algún profe me ha explicado que las ciudades son sociedades complejas. En el momento que hay una disfunción ya representa una anormalidad.
El incivismo yo creo que sólo se combate con una mentalización global de todos a la vez. Pero, claro, quien esté libre de culpa...
Desde mi juventud soy capaz de ver la vida con otro enfoque. Ni los ejemplos que nos dais los adultos son los mejores ni tampoco la sociedad a la vez trabaja de una forma coordinada y coherente.
Siempre me queda el consuelo de saber que, afortunadamente, la mayoría de las personas se comportan bien y son las que hacen que esto funcione. Lo malo es que una escasa minoría abusa de sus libertades porque los demás no nos atrevemos a enfrentarnos a incivilizados ciudadanos.

La política más la economía más el deporte: un buen tripartito

Ya viste, ayer nos falló la tecnología que nos permite escribir en formato digital nuestras conversaciones. La gente joven como tú está acostumbrada a llevar encima mucho aparatito. Ya lo hablamos en otras ocasiones. Ahora bien, si a vosotras ya os han cazado y se han asegurado buenos puestos de compra para muchos años, entre la gente adulta también son frecuentes casi tantos dispositivos electrónicos como en vosotras. Tú y yo juzgamos, opinamos, valoramos, seguro que nos confundimos a veces pero también somos parte de la mayoría.
Hoy ya estamos normalizados. El caso es que un día que falla el mensajero (Internet) lo echamos en falta como si lo hubiéramos tenido toda la vida. Le llamas a esto dependencia. Quizá es verdad. Puede ser una droga más que no nos hace superiores a nadie, ni más cultivados o con más juicio. Ayuda pero sin el trabajo de las neuras de nuestro ordenador central, el resultado es mediocre.
Aquí en este país, como en todos, muchas veces he compartido contigo la idea de que la economía manda por encima de cualquier otro poder. Te costó creerlo. Has visto el día a día. Lo entiendes mejor. No llevé ninguna sorpresa cuando interpretabas en voz alta las ganas de una empresa gasista y petrolífera y bancaria (tres en una) que pretende comprar a otra eléctrica. Decías que los políticos interpretaban a su manera un tema propio de empresarios. Que estos fueron los últimos en hablar y dijeron lo más políticamente correcto en beneficio de su jugada económica.
Las decisiones empresariales son carnaza para los bustos parlantes, que responden a la voz de su amo, a menudo con un claro trasfondo económico. No te alteres, es así este modelo en el que vivimos. Podemos criticarlo pero estamos en él y participamos activamente. Economía, política y la terecera pata de la junta directiva, el deporte entendido ahora como negocio y espectáculo. Fíjate la que han montado aquí en Cataluña con lo del Estatuto, que a la mayoría de la población no le interesa en absoluto. Ellos se miran en su ombligo, amasan las ideas, las interpretan, las matizan mientras se alimentan a sí mismos como si esto les sirviera para justificar el sueldo, las dietas, los viajes, los extras, las reuniones, las comidas, los gastos extra y los votos.
No contentos utilizan el deporte para pactar pancartas en campos de fútbol con la televisión y el orgullo nacionalista de por medio. Algún día explicarás tus opiniones sobre tanta palabrería derivada de nación. Si esto fueran recuerdos de aquel antiguo régimen, no haría falta adivinar el pensamiento de nadie ni su lugar en el espacio político. Pero ahora quizá sea muy incorrecto sólo el hecho de planteárselo.
Son los nuevos tiempos en que el bienestar y la ausencia de debates críticos nos incitan más a tapar las orejas con el Ipod, a hablar o enviar insulsos mensajes por el móvil o mirar lineales declamaciones de noticias adornadas con variopintos anuncios.
Tú y yo decimos esto porque a menudo nos da risa nuestra actitud. En eso coincidimos, vemos porque nos pasa aunque abrimos la mente para descubrirlo.

Incógnitas económicas preocupantes

Hoy he escuchado por la radio una pincelada de la actualidad que pienso confirmar mañana por si ya me engañan los sentidos. Soy joven pero conozco a chicos que emigraron de países asiáticos como Pakistán, la India o China. Sé que los contrastes y desproporciones en el reparto de la riqueza es descomunal, aunque no haga falta viajar tan lejos para verificar realidades muy cercanas a nosotros. Piensa que en mi clase veo la diversidad cultural y económica. Ya sabes, los centros públicos de enseñanza son pequeños mundos de personas variadas y de procedencias diversas. Hasta los más conservadores defienden que se debe acoger a los de fuera, pero mejor que vayan a otros colegios que los de sus hijos.
Yo sí les tengo a mi lado y me relaciono con ellos y ellas. Cuando aprenden un poco de nuestros idiomas te cuentan sus miserables vidas, las mismas que la mayoría de los que quedaron allí pero la felicidad no deja de ser un proceso de adaptación a la tradición y al entorno cultural conocido. Quizá sea un mecanismo de defensa más propio de la existencia humana.
A lo que iba. Tú como adulto interprétalo. El gobierno de Bangla Desh, uno de los países que lo clasifican dentro del Cuarto Mundo por ser de los más pobres, aprobó concederle un crédito a Estados Unidos para ayudarle en el tema de la catástrofe de la zona del Golfo de México. Creo haber oído bien. Compruebo el vasallaje y la sumisión a quien tanto nos ha ayudado cultural y económicamente. No tienen dinero para el tsunami particular de Nueva Orleáns. Hacen bien. Cobran tantas ayudas y favores hechos a todos. Algún día tenía que ser. Hay que saldar viejas deudas y analizar quién colabora y quién no. Esto debe llamarse como decís los que pensáis en todo, es el nuevo orden mundial, económico sobre todo. La magia de regalarle barriles de petróleo a discreción cuando no para de subir el precio.
Ya me ayudarás a despejar tantas incógnitas con las pistas que nos descubran los acontecimientos venideros.

El hueco de los embalses

Es una pena. No es el inicio de una guerra occidental por el agua. O a la larga, quizá sí. Da mucha pena ver el fondo de tantos pantanos vacíos, los restos de esas casas, iglesias o pueblos conquistados a sus habitantes a golpe de autoridad para satisfacer un bien común y ahora están como están. Da más pena el desperdicio del agua, no tanto por lavarse los dientes con el grifo abierto sino por tantas casas adosadas con jardines en un clima no apto para gastar tanta agua en ese verdor distintivo del poder económico o hipotecario. No hablemos de campos de golf, de piscinas privadas o de esas extensiones arbóreas que disimulan mansiones.
Ya ves, siempre igual. La culpa es de ducharse dos minutos más, de la lavadora o de regar dos macetas. O de los pocos labradores que son tan osados que riegan siguiendo la tradición porque nadie les ha explicado otro sistema. Ellos, culpables, ellos que son los últimos jardineros del campo.
Si ese hueco no se llena, todos pagaremos las restricciones. Piensa que en todos también deben estar aquellos,aunque seguro que menos que la mayoría. Esto sí que da una enorme pena.

Fórmulas sociales para ser más eficaces

Hay muchos cambios sociales que sorprenden. Créetelo. Y a veces no provienen de grandes pensadores ni personas que se estrujan el cerebro con teorías novedosas. A veces sí.
Fíjate en algunas empresas. Me encanta leer el pensamiento de aquellos hombres y mujeres innoivadores y que saben mirar más allá. Aunque podamos decir que su finalidad es vender, algo lógico en quien se juega su dinero, piensa que ese paso más que dan a menudo se convierte en una fórmula de mejora social. Criticable, por supuesto. Pero se han atrevido y lo han puesto en práctica.
Te puede hacer gracia eso de que con tal proceso se ayuda a crear un valor social, que lo nuestro además de ganar dinero es generar conocimiento y contribuir a la mejora social. Yo también me cojo estas teorías con cierto escepticismo pero me da la impresión de que´nuevas fórmulas empresariales dan un paso más. Tú me respondes que no es más que otra estrategia de marketing. Quizá. Pero suelen demostrarlo con pruebas. Y si encima conoces a alguna persona que trabaja ahí y ratifica lo que dice quien innova, habrá que rendirse a la eficacia.

Las desigualdades de las tragedias mediáticas

Estoy indignada con esta sociedad de la última hora y de golfos. Perdona pero lo de golfos no va por ti. Esto es el papanatismo de los poderosos que encumbran sus tragedias hasta hacérnoslas universales. No hay derecho a que el sufrimiento de unas personas que no tienen culpa de nada sirva para todo. Ya sabes a lo que me refiero y además tú eres en cierta medida culpable. No paras de enseñarme a interpretar las noticias que nos ofrecen tantos medios y lo que provocas es que coja unos cabreos considerables.
Te lo explico en pocas palabras. Desde el mes de mayo en muchos sitios cundió una gran preocupación por la situación que se les venía encima a muchas poblaciones subsaharianas de países como Níger, Mali, Etiopía, Sudán.Más de lo mismo. La hambruna por la sequía era aún mayor que la habitual. La cosecha de mijo era ínfima y el agua, bajo mínimos. No creas que el tema se ha solucionado, según mis informaciones. Hombre, más ayuda internacional hubo, y también de gente a la que ciertas imágenes les tocó la fibra sensible de su solidaridad bancaria. Pero ahí tenemos el continente africano, el peor retrato de los desmanes producidos por los civilizados europeos. De vez en cuando se cuelan unos segundos en la televisión. O una ONG pide ayuda urgente en la televisión en medio de otros anuncios que incitan al consumismo puro y duro. Menos mal que aún hay gente abnegada y también políticos y organizaciones de todo tipo que sostienen el escaso optimismo que les suscita África. Yo entiendo muy bien que con esta situación quieran saltar verjas, meterse en pateras o entre los ejes de un camión. Yo en su situación haría lo mismo.
Ahora te explico lo de los golfos. No hablo de personas, me refiero a accidentes geográficos que soportan el sufrimiento de inocentes. Ayer los golfos de México y el Pérsico nos mostraron la cruda realidad. Los Estados arrasados por ese huracán eran el centro de la atención mundial por pasar en un momento de la opulencia de la vida de Estados Unidos a la nada provocada por el agua. Imágenes impactantes, seguro que comparables a tantas de tantos países africanos que no son Estados Unidos y que no tienen miedo a perder nada porque nada tienen. Nos aterra verles encima de los tejados, hacinados en polideportivos, muriéndose de hambre y sed rodeados de tanta agua dulce. A mí me han aterrado siempre también las realidades africanas. Y recuerda que muchas víctimas del huracán eran remotos descendientes de sus antepasados esclavos provenientes de países de África.
Sigo con noticias y con imágenes. De golfo a golfo. También me ha impactado la mortandad de Bagdag, un país que está como está por culpa del mismo que gobierna en los Estados de Luisiana, Misisipí, Alabama, Georgia o Florida.Es incríble que un país capaz de organizar desembarcos en Normandía, en Vietnam, en Irak y donde les interese, no saben cómo vaciar estadios de fútbol o tejados de casas. Cada vez nos creemos menos nediáticos poderíos para asfixiar a los demás sin saber reaccionar a los problemas de casa. Muchas películas nos han vendido. Oberva ahora el Golfo Pérsico, una catástrofe continua y no precisamente por la rotura de un dique causada por el tifón Katrina. Las imágenes de cada golfo seguro que han circulado por todos los satélites hasta las pantallas más escondidas. No creo que el sufrimiento de las personas deba ser proporcional al efecto puntual que provoca una situación concreta y pasajera. Es grave la inundación, también la ocupación americana y la psicosis de muerte iraquí y, por supuesto, esas realidades que no cambiarán en África. Pero todas creo que deberían tener su importancia y convertirse en imágenes fijas e inamovibles hasta que se solucionen.
En este tema soy escéptica y pesimista o, si lo prefieres, realista. Ojalá me confunda.

los coches nos consumen

Ayer estabas muy indignada con el tratamiento de las catástrofes y de las penalidades de la gente, por parte de las televisiones sobre todo. Pues yo coincido con tu interpretación. Quizá lo razonaría más en su globalidad. De todas formas, eres lista.
Hoy, si quieres, aprovecho una de las consecuencias de las catástrofes de los golfos (se entiende, de los golfos de México y el Pérsico) para recordarte en voz alta otra visión de los coches. Ya sabes, problemas en los golfos y subida de carburantes.
Oír la justificación del aumento de precios y, a continuación, que el mes de agosto pasado, se incrementaron las ventas de coches parece de masoquistas. Debemos serlo los que disponemos de vehículo. Cada vez creo que somos víctimas del engaño de la comodidad y de la libertad. Yo, el primero. Pero tu generación ya se ve que nos imita y en este tema también va pisando fuerte (el acelerador también).
El asfalto lo domina casi todo, o sea, inversión pública. Más y más carreteras o su mantenimiento. Menos árboles, menos cultivos o tierras yermas y más vías. Las superficies de aparcamiento son más asfalto gratis o pagando. Las calles y las aceras, el reino de las cuatro ruedas. Piensa en las dificultades que tienes tú para andar cada día. La economía, tú me lo repites a menudo, la hemos basado en el ladrillo, en el coche y en el made in China o aledaños. Pero, eso sí, el culto al coche por encima de todo. Ya se encargan nuestros banqueros, anunciantes y fabricantes de ponernos la miel en los labios con bajos préstamos para saciar nuestro ego dentro de las cuatro ruedas e imitar a tantos fernandos alonsos como hay.
Atascos, muertes,inversión en la máquina, accidentes, paga revisiones y talleres, tetrapléjicos, no hay aparcamiento, tienes que pagar, vigila con la grúa y con la policía, cuidado con las rayas continuas, no hables por el móvil, abróchate el cinturón, alerta con los radares o helicópteros, coloca los triángulos, ponte el chaleco, el alcohol ni probarlo, paga los seguros, no te olvides del impuesto de circulación, guárdalo no te lo rallen o te lo roben, mira cómo por el mismo precio cada vez echas menos carburante, esto es una tomadura de pelo, vivimos engañados, adoramos al becerro con ruedas, somos un pozo sin fondo para castigarnos con impuestos directos e indirectos, los centros de las ciudades ya son peatonales, en muchas aceras ya ni se puede uno poner, las zonas de carga y descarga están a tope, las multas llegan al menor descuido. Parece que nos odian en todos los sitios y no valoran que los coches son oficinas de recaudación de toda clase de impuestos.
A pesar de todo, nos alucinan los escaparates de los concesionarios de coches, los anuncios televisivos o las carreras de fórmula uno.
O sea, estamos dentro de un proceso simbiótico.
Pagamos la comodidad y la libertad a precio de oro o con la vida pero seguimos suspirando por la ilusión de otros mundos encerrados en cuatro chapas. No hay quien nos entienda.

La humildad del profesional más creíble

Ha sido mi despertador desde hace muchos años. A las siete de la mañana nos sorprendía con el avance de los titulares de las principales noticias y con diez minutos propios para levantarnos con su opinión, una amplia pincelada muy personal a la actualidad. Ya sé que muchos adultos tenemos ya estas manías para empezar la jornada. Tú escuchas fórmulas de FM, una moda u otra manía que te gusta. El caso es que de tanto hablarte de Iñaki Gabilondo, reconócelo, me dijiste que hubo días que en tu casa probabas el efecto energético de levantarte con él. Pero yo nunca probé tu FM.
Me preguntabas qué le veía yo a Iñaki y por qué lo prefería a la competencia, profesionales admirables también pero sólo una selecta minoría. Más bien el tema sería qué me transmitía y cómo lo hacía. Su voz de terciopelo denotaba mucha experiencia delante de un micrófono tratando a todas las personas de la misma manera. Los del vértice de la pirámide y los de abajo, todos iguales. El máximo respeto a todas las ideas democráticas, aunque con cierto aire de izquierdas. La preocupación por los temas de la calle, por el día a día. El ánimo y el buen hacer suyo traspasaba las ondas.
Hace tiempo que hablamos de Iñaki. Tú has escuchado cómo mis amistades son también oyentes suyos y todos comentamos contenidos emitidos y escuchados, y nuestras impresiones. Recuerdo que te picó la curiosidad en más de una ocasión y, aun sin ser habitual oyente, querías saber algo de sus costumbres y vida personal. Lo preguntabas a todos y, fíjate, casi nadie sabía nada. Una prueba de que no le interesaba ser devorado por el papel couché. Como eres tan hábil, tenías la certeza de que yo sí sabría cosas de su vida privada. Es verdad en este caso. Las sé porque en algunos sitios él las ha contado. Además, los aspectos personales que conozco de él aún le engrandecen más.
Nunca tuvo un despacho en la SER ni un lugar privilegiado que le hiciera destacar. Pero sí se rodeó de buenos equipos de personas. Daba la sensación de que era un experto en sacar lo mejor de muchas mujeres profesionales y colocarlas donde se merecen. Luis del Val, para qué extenderme en su capacidad de observación y de ver la vida a pie de calle. Otro detalle muy significativo: cada mañana, al amanecer, salía a ver el nuevo día a la terraza de su emisora en el centro de Madrid. Agradecía así la maravilla de un regalo más que había que llenar con lo que cada persona quisiera, aunque él ya nos ayudaba con sus pistas continuadas desde su atalaya radiofónica.
En su primera fase de vida adulta lo pasó mal. Su primera mujer murió de cáncer y le dejó al cuidado de sus jóvenes hijos, mientras la jornada laboral estaba completa. El tiempo, el trabajo en diferentes ciudades, el superar una reciente y grave enfermedad, su afición a la ópera y a la lectura, su actual compañera, su nuevo cargo en Canal Cuatro, todo y más ha sido esa experiencia vital que él diría que igual de válida que la de cualquier otra persona. Humildad y sencillez ante todo.
He querido explicarte pinceladas de Iñaki que no he copiado ahora de ningún sitio. Las tengo memorizadas porque creo que dicen mucho de él. Me ha impresionado que, cuando compaginaba su trabajo en la SER con algún programa de entrevistas en televisión, siempre las hacía sin ningún guión de preguntas encima de la mesa ni ninguna ayuda tecnológica. Preguntas directas, estructura en la cabeza, inteligencia y respeto.
Y acabo con una anécdota que podría ser un fácil acertijo. El único personaje que pretendió entrevistar muchas veces y que nunca lo consiguió fue José María Aznar. Me hubiera encantado que hubiera sido posible esta entrevista. Sin embargo, dentro de la libertad de cada uno, un personaje público como el expresidente del gobierno podría haber aprendido mucho de Iñaki. En este caso como en muchos otros, recuerda una de mis manías: las preguntas suelen ser más importantes que las respuestas.
Un placer aprender de tanta gente que sabe tanto.