Alianzas muy civilizadas
La Alianza de Civilizaciones, así, con mayúsculas, exportamos un nuevo término que puede hacer furor. Debemos ser muy civilizados para promulgar una nueva dirección general más entre tantas como hay. Te gusta la idea porque viene de nuestro presidente o, mejor, de tu paisano Zapatero. Se te nota que lo de León con lo de izquierdas te va.
Pues, qué quieres que te diga, pero esta historia ya la escuchamos el año pasado. Acuérdate que ya veíamos colgado el cartel correspondiente en despachos de Naciones Unidas. Éste es otro buen nombre: ni naciones ni unidas. Fíjate, ahora hasta el secretario general de la ONU, Kofi Annan, duda de si sirven para algo o no. Aunque tarde, ya era hora.
No sirven para lo que fueron creadas y ahora vamos de Alianza de Civilizaciones. Los adultos, cuando os ponéis a inventar nombres, ideologías y utopías es que os pasáis. Lo bueno de todo es que parece que tantos organismos sólo sirven para alimentar a la burocracia que es para que funcionen. Despachos, teorías, panfletos con declaraciones universales con derechos humanos, viajes, entrevistas, comidas de trabajo a 3.000 dólares el cubierto, reuniones y, después, todos declaran ante la prensa que todo va bien. Como nos decía aquel otro aquí.
Yo estoy de acuerdo con la idea de Zapatero. En la historia que he estudiado en el instituto, nunca deduje que se hayan dado alianzas de civilizaciones. A lo mejor sí ha ocurrido y pronto vendrá otra. Ojalá. Pero, no sé, entre tantos nacionalismos que barren para casa, tantos países que luchan por sus intereses, tantas multinacionales que nos tienen bastantes civilizados, esa nueva propuesta la tomo con escepticismo.
Si algunos son incapaces de convivir con el de otra raza o religión que está a su lado, si las barreras son para que no nos invada su cultura y su miseria, si el primer mundo es el que civiliza la famosa Alianza alimentará muchos discursos insulsos. Mientras, los de siempre, como siempre.
Pues, qué quieres que te diga, pero esta historia ya la escuchamos el año pasado. Acuérdate que ya veíamos colgado el cartel correspondiente en despachos de Naciones Unidas. Éste es otro buen nombre: ni naciones ni unidas. Fíjate, ahora hasta el secretario general de la ONU, Kofi Annan, duda de si sirven para algo o no. Aunque tarde, ya era hora.
No sirven para lo que fueron creadas y ahora vamos de Alianza de Civilizaciones. Los adultos, cuando os ponéis a inventar nombres, ideologías y utopías es que os pasáis. Lo bueno de todo es que parece que tantos organismos sólo sirven para alimentar a la burocracia que es para que funcionen. Despachos, teorías, panfletos con declaraciones universales con derechos humanos, viajes, entrevistas, comidas de trabajo a 3.000 dólares el cubierto, reuniones y, después, todos declaran ante la prensa que todo va bien. Como nos decía aquel otro aquí.
Yo estoy de acuerdo con la idea de Zapatero. En la historia que he estudiado en el instituto, nunca deduje que se hayan dado alianzas de civilizaciones. A lo mejor sí ha ocurrido y pronto vendrá otra. Ojalá. Pero, no sé, entre tantos nacionalismos que barren para casa, tantos países que luchan por sus intereses, tantas multinacionales que nos tienen bastantes civilizados, esa nueva propuesta la tomo con escepticismo.
Si algunos son incapaces de convivir con el de otra raza o religión que está a su lado, si las barreras son para que no nos invada su cultura y su miseria, si el primer mundo es el que civiliza la famosa Alianza alimentará muchos discursos insulsos. Mientras, los de siempre, como siempre.
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