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el informador informal

For-mando

¿Qué globo inflamos hoy?

 

El aire se llena de aquellos globos que alguien construye y la opinión pública magnifica. Se llenan de aire, se grandan, vuelan y, cuando se deshacen, se olvidan o alguien los destruye, desaparecen de la vista. Pero no del todo. En cualquier momento baja la presión atmosférica, hay un cambio de viento o cualquier circunstancia no identificada y, de nuevo, aquí están.

Por el aire y por las redes circulan sin parar flujos que alguien engancha en un palo y se los da a cada persona para que ese incipiente globo lo sople, lo agrande y, todos juntos, hagan una gran masa de aire capturado. 

No hace tanto tiempo la guerra de Irak fue un referente universal que aún colea. Le siguieron muchas noticias relacionadas con el estado del planeta y con el cambio climático (por mucho que le pese a un conspicuo expesidente del gobierno español).  El hundimiento del Prestige desencadenó oleadas de análisis, informes y más informes confirmaron el desastre del clima y auguraron un pésimo futuro. En medio, de vez en cuando surge el Sida o África o incluso hoy una conmemoración relacionada con la ocupación del Sahara. Pero los globos siguen hinchándose.

Cuando tocó hablar de la boyante economía, hasta el menos útil negociaba al alza con cualquier trozo de terrero o ruinas deshabitadas para hacerse de oro. Y lo contaba como si de un héroe se tratara, mientras el banquero sin escrúpulos le ofrecía lo que quisiera a plazos. Coches con aros o con estrellas,  cayennes y demás ostentaciones aparecieron por doquier. A menudo eran un símbolo del ladrón que iba dentro, adornado con mucha gomina, gafas negras, traje oscuro y patillas en forma de tiras ,mientras el móvil de última generación vomitaba incautos interesados en pisos que le  regalarían más dinero fácil. APIs más que bares, carteles de se vende, se construye, se promociona, se roba de forma legal. Este globo era tan grande que explotó y, como muy bien explica Leopoldo Abadía, demostró la desfachatez de la supuesta ingeniería financiera global. 

Ahora se hincha el globo Barack Obama, el futuro presidente de EEUU. Se llena del aire de las promesas y de las esperanzas de un cambio general. Se duda si es un producto de la nueva comunicación digital global, si está hecho a medida de las demandas de un mercado que quiere más justicia, más igualdad y más solidaridad en el país que más contamina, más derrocha y más guerras paga. Sus pobres, chicanos, razas de todos los solores, gentes sin seguridad social ni trabajo ni papeles ni derecho a nada también se han unido a tantas personas que sus sueños los proyectan en Obama. El globo está muy hinchado, aunque dentro de él hay muchas más aspiraciones de las que este rey mago podrá tocar con una varita mágica llena de dificultades: con su tendencia al centro y a la derecha en casi todas sus aspiraciones. La izquierda, no obstante, ya se conforma con esto después del legado del anterior mandatario. De todas formas, no deshinchemos el globo. 

Hay que estar atentos. En el cielo aún hay mucho espacio libre. 

Mientras todos los sectores económicos se quejan y piden ayudas, no recuerdan la época de las vacas tan gordas que sus ganancias eran vergonzosas. Acostumbrados a la buena vida, a la cuenta de resultados abultada, olvidan que los negocios no son garantía de que siempre hay que ganar tanto. Y que la reducción de beneficios debería ser incompatible con la reducción de quienes tanto dinero les dieron: los trabajadores.

Atentos al próximo globo que inflaremos entre todos. 

 

 

Botarlos o que voten

Tu viaje estival a África, como ves, da mucho de sí. Ese gran continente no sólo ha sido una excelente coartada para hablar de muchos temas. También lo hemos usado para imaginarnos tantas cosas, la mayoría de las cuales deben ser verdad. Ahora te das más cuenta de lo que te dije en muchas ocasiones. Los medios de comunicación nos dejan desconocer ese continente si no hay cayucos, hambrunas o conflictos de por medio. Recuerdo cómo alucinaste cuando un día te leí informaciones publicadas por una revista de misioneros en África. La revista “Mundo Negro” era. Dejando a un lado el tema religioso y tantas variantes como tiene la combinación religión-ayuda-evangelización, estas personas representan a tantas que efectúan una labor digna de tener en cuenta. Otro día te expliqué temas de esa gran revista en francés, “Jeune Afrique”. Y sacaste la conclusión de que hay mucha gente necesitada también de que se sepa de sus proyectos, de tantas personas con ideas que luchan por cambiar. Recuerda la actual experiencia de mujeres que toman las riendas del poder en varios países. O cómo ellas han sido capaces de pacificar países que han salido de muchas horribles matanzas tribales. Ahora estábamos con el tema de si deberían tener derecho a voto las personas emigrantes de esos países. La que se ha armado y más que vendrá. Ya sabes, los nacionalismos son así. Y si hay elecciones, qué te voy a explicar. Como escribe el periodista José Martí Gómez, aún nos quedan por escuchar muchas gansadas hasta las elecciones. No, esos emigrantes negros y pobres no necesitan votar. Pueden corromper o licuar la sangre cuatribarrada de la presunta raza autóctona. Han de reciclarse, normalizarse, pasar por las normas del país, comulgar con las ruedas de molino del político de turno. Deben tener miedo a que, si votan, no les votan a ellos. Ya sé que estás indignada y que el problema es más complejo de lo que reflejamos aquí. Tu visión de la globalidad luego recuerda a esos otros emigrantes, los que llegan por vía legal, aérea de primera clase o como sea. Los turistas que invierten aquí, que gozan de los lujos de una jubilación bien dorada al sol, que viven en sus urbanizaciones como si fueran islas o embajadas de su país en éste. O esos otros que representan a multinacionales, a cuadros cualificados. Ya sabes, a aquéllos de color, si no fuera que se necesitan para trabajar en lo que no quieren los de aquí, lo mejor sería  botarlos (con B).   

Mensaje de un humilde premiado en Cataluña (uno de los grandes)

Pere Casaldáliga siempre sorprende. Aún hay personas que creen en lo que dicen y predican con lo que hacen. Y transmiten su lema con su vida. Es éste:

"No poseer nada,

no llevar nada,

no pedir nada,

no callar nada,

y de paso, no matar nada"

Amenazas entre las llamadas civilizaciones

Ayer, en una administración de loterías, o sea, esas expendedurías de ilusiones en forma de números, había un señor muy trajeado que jugaba a ser más rico de lo que evidenciaba su aspecto externo. La comodidad le condujo a parar el coche al lado, en un sitio donde había que pagar una pequeña cantidad. Pero no había introducido ni una moneda en aquella máquina situada al lado de aquella tienda de ilusiones semanales.

Mientras compraba sus números ojeaba con preocupación el exterior por si el vigilante o la grúa lo reconocían como impagado. Aliviaba la espera en la cola disertando sobre esos amagos diarios de choque de civilizaciones, fruto de la incomprensión por ambas partes y por utópicas amenazas. Claro que, en esta ocasión, ese hombre mal aparcado debía pensar en los altercados por unas viñetas de dudoso gusto con profetas religiosos como centro de atención. Decía el señor que si su coche fuera de algún emigrante árabe, ni habría miedo ni tampoco atrevimiento a ponerle multas. Tal aseveración la pronunciaba mientras, en voz alta, afirmaba que antes de hablar había mirado el entorno humano por si sus palabraslas oían quienes no debían. El coro de escuchantes no ratificó por mayoría tal conclusión, pero hubo algunos que se unieron a su sesudo estudio sociológico.

A menudo la calle dibuja discursos o gestos más profundos de lo que la apariencia oficial proclama. No creas que sólo el polvorín está allá, donde no se entenderán fácilmente. Aquí, a nuestro lado, en cualquier momento estalla una bomba verbal  que es como una pequeña espoleta fruto de apreciaciones muy extendidas entre la colectividad. Un grano de arena muy latente y peligroso, capaz de unirse a otros y convertirse en un peligroro movimiento social difícil de parar.

Las civilizaciones deben ser también esos detalles, esos comentarios, pintadas, conversaciones en voz baja o al oído, silencios peligrosos o falta de atrevimiento por miedo.

Como todo vaya a más y estalle, qué te voy a explicar del significado de la palabra civilización.

No busques derechos humanos si vives en China

Ni se te ocurra. Están vetados de antemano. Por encima de los derechos, los negocios. Valen más los clics que seducen a la publicidad que esos tan humanos derechos. Es la atracción por un ya emergido mercado que nos hace que lleguemos mejor a fin de mes con sus gangas en tantos productos que nos consumen cada día. Es  así el mercado, son así las leyes de quienes han de penetrar a toda costa donde tanta gente es explotada pero no deben saberlo ni tan siquiera intuirlo.

Los buscadores de Internet hace tiempo que no les dejan buscar lo elemental, para qué mientras les dejen vender. Los mejores buscadores son quienes les conducen a la producción de consumibles, esas autoridades que les guían por el recto proceder  de la transformación de la materia prima en ese no oscuro objeto del deseo de todo a un euro.

Las empresas se establecen. Las tecnológicas, también. No podían faltar al reparto de nuestros futuribles amos. Siempre en el lugar adecuado y en el momento oportuno. Por cierto, no sufren ningún boicot a ningún producto. Aunque estos pasen por el boicoteo a la búsqueda virtual de los derechos humanos.

Si  no les ddejan acceder ni siquiera a los virtuales, imagínate qué pasará con los otrros, con los reales de consumo diario.

Llevan más de 70 años heredando la dictadura del pensamiento plano.

Son ellos y ellas, mucha población que aún ejerce como herederos del rodillo del pensamiento fraguado allá por 1939, moldeado algo a partir de 1975 pero muy consolidado aún por lo que se observa en 2005.

Conoces los hechos más significativos de esos años. Observas ahora el griterío, la manipulación y las operaciones de derribo de los herederos de tanto conservadurismo en contra del progresismo. No te extrañes. Están muy entrenados. Aunque sean jóvenes, muchos ya han sufrido un proceso de amaestramiento mental en ideas pasadas que no quieren que desaparezcan. Aunque mueran unos, las heredan otros. Observa quiénes se han opuesto a las bodas homosexuales, a los preservativos, a las reformas de una enseñanza laica. Verás cómo muchos mienten en público mientras hacen o dicen lo contrario a veces en privado. Muchos son así. Luego se alían con la religión y forman un combinado perfecto. Son el lobby de presión con más años en la historia de este país, desde 1939. El pensamiento único, plano y antievolucionista. Difunden sus mentiras disfrazándolas del máximo respeto a todos. Predican una cosa y hacen otra. Fariseos es poco llamarles. Ahí están, preocupados de la libertad de elección de centro cuando sólo les preocupa la selección y más dinero.

Da pena que el antifaz y la careta no les deje ver la otra realidad. Lo prepocupante es que pretenden seguir imponiéndonos lo que ellos piensan. Es normal. Están muy enrenados. No consienten que otros manden y les puedan contaminar tantas conciencias adormecidas por la liturgia de sus machaconas consignas. Son 70 años de entrenamiento conservador y muchas veces retrógrado.

Aprende de ellos. Nunca creas todo lo que te dicen. Aprende de lo que hacen. Y deduce lo que realmente piensan.

La ilusión en papel satinado

Déjame un momento que mire cómo os ofrecen los anuncios dedicados a voosotras, también antes de Navidad. Te lo explico justamente hoy, día en que se recuerda tanta violencia de género que mata a tantas mujeres en este país.

No debe tener nada que ver eso de la imagen y del estar bien con temas violentos. También cada vez abundan más los cuidados corporales masculinos y no se pueden relacionar con nada. Sólo con las ganas de conservarse, de gustar y de gustarse, de disfrazar los años o las arrugas, o lo que sea. Sólo nos faltan los maquillajes de los sentimientos y el respeto para que haya que borrar todas las clases de violencias.

A lo que iba. Quería comentarte la revista que tengo encima de la mesa, la edición de una publicación internacional dedicada en principio a la mujer, o a algunas mujeres que se inspiran en ella.  Es la revista VOGUE de diciembre. No entraré a describirte el tipo de mujer de las modelos que decoran los anuncios. Sería repetir los mismos clichés, como si sólo hubiera esa clase de mujeres o bien el público objetivo quisiera identificarse sólo con ellas. Pero los eslóganes de la publicidad son elocuentes, en francés para perfumes y maquillajes, también en inglés y castellano:

- Una nueva fragancia para mujer.

-  Revelación de una piel renovada 91%.

- Le féminin absolu.

- Crème resurfaçante.

- La nueva expresión en fragancia.

- Pleasures.

- Oro micro-activo en el interior de su piel.

- La nueva fragancia femenina.

- Creador de tez perfecta.

- El hielo es como el ego del hombre. Siempre divierte romperlo.

- No existe el amor, sólo demostraciones de amor.

- Cobertura perfecta con un efecto lifting inédito.

- Euphoria.

- Prohibido para las hadas.

- Eau des mmerveilles.

- Fragrance of excess.

- Simplemente divina.

- Como tú eres.

- La belleza no es razonable.

- Una luz imposible de esconder.

- El camino de la seduccón nunca es el más fácil.

- La vida te da sólo una oportunidad. Aprovéchala.

- Nueva reparación para arrugas profundas.

- A girl's best friend.

- Regalar un sueño.

- Sumérgete en el océano de la belleza.

No sigo. El papel satinado aumenta por Navidad y difunde unos modelos a través de esa imagen que nos formamos con las técnicas publicitarias en manos de quienes nos conocen muy bien. Los efectos de los eslóganes deberían verse.

Yo me fijaré en esta moderna filosofía de la vida eterna.

 

 

 

 

 

Vender enfermedades o el negocio con nuestras debilidades

Me imagino que cuando me dices que te resulta curiosa la aparición de tantos anuncios de laboratorios médicos es porque sospechas algo aunque quizá no aciertes. Esto es como los piojos en los niños. Nadie sabe cómo aparecen pero coinciden con los anuncios de caros productos contra estos parásitos.

Antes sólo se publicitaban en épocas frías. Ahora ya tienen productos para todo el año. Fíjate en el poder de esta industria. Debe ser comparable a la armamentista o a la alimentaria. O las tres quién sabe si no se interrelacionan. El caso es que las cuentas de resultados de los laboratorios farmacéuticos se nutren de continuas campañas de promoción del tipo usted está enfermo y no lo sabe pero nosotros tenemos la solución.

En Estados Unidos se vende un libro que pretende conocer las estrategias para hacer creer a la gente de que sus dolencias son más que eso y que hay productos que las solucionan. O existe el producto y hay que convencer al a gente de que tiene una dolencia que es para la que aquel ha sido creado.

Tú y yo sabemos que no somos nadie ante estas empresas, mostramos mucho escepticismo y quizá la mayoría tenga más razón que los que estamops casi siempre en minoría. Pero si nos fijamos en los anuncios y, sobre todo, en los escaparates de las farmacias o tiendas de parafarmacia, nos seducen con potingues de todo tipo.

Los escépticos, desconfiados y luchadores contra la industria actual de la medicina ya han hecho una lista de enfermedades con las que nos machacan para covencernos de que podemos caer en ellas: colesterol alto, depresión, trastornos de déficit de atención entre niños, hipertensión, trastornos premenstruals, trastornos de ansiedad social, síndrome del intestino irritable, disfunciones sexuales de todo tipo. Lee la revista INTEGRAL y sabrás algo más.

Por no hablar de las corporaciones dermoestéticas y similares, dietas y toda la parafernalia de la cosmética. Quizá nos demuestren cómo arreglar nuestras debilidades, nos quieran cuidar mucho, persigan casi nuestra inmortalidad o bien nosostros seamos la salida para sus productos y un número más que ayuda en la cuenta de resultados.

Saben que somos débiles, que queremos vivir aún más años entre tanto bienestar, con mucha calidad pero también con esa amenza que nos saca del tedio: se acerca una nueva enfermedad.

Nuevas ideas desde la economía

A menudo me preguntas la razón por la que me interesa tanto la economía. A mí que no tengo ni dinero ni inversiones en ninguna empresa. Ni adoro el capitalismo salvaje ni el comunismo trasnochado. Tampoco soy consultor, asesor, incitador o acaparador de dinero ajeno para quedarme con una comisión fija y devolverles las plusvalías fruto del trabajo y sudores ajenos.
Te respondo con parecidos argumentos. Entre la política y la economía, ésta es la que se lleva el gato al agua aunque sea con la connivencia de los mal llamados padres de la patria. De poco vale diseñar planes económicos excelentes si tal o cual empresa, cuyos amos son determinadas personas, alega que un trabajador español les cuesta más que diez rumanos o veinte chinos. Es un mercado y quien puede desmantela aquí para instalar allí, desinstalar cuando le convenga y seguir con el turismo empresarial en otra parte.
Fíjate en la nueva moda de los fondos de inversión que compran empresas. Las tienen un tiempo, las sanean echando a una parte de la plantilla a la calle, la aguantan un tiempo y hacen como quienes compran un piso para venderlo un tiempo después y obtener buenos dividendos. Pura especulación con el trabajo y las hipotecas ajenas. Pues esto también es la economía.
Sin embargo, me atrae por las ideas tan innovadoras que se cuecen aquí y después a veces se trasladan a la vida diaria. Nuevas formas de organización, ideas nuevas que se experimentan con la posibilidad de fracasar o triunfar, o ese departamento de innovación más desarrollo al que se la van sumando otros objetivos.
Quitando el lado salvaje de la economía, la terrible explotación de las personas, hoy existen ideas que sería interesante trasladar a la vida social, a la educación. Por ejemplo, ese principio de gestión al estilo japonés que se propone el trabajo conjunto para el bien común. O ese parque dedicado a la creatividad que una escuela de negocios catalana pronto pondrá en marcha.
No sé si te imaginas el atrevimiento que puede significar tener un espacio para la creatividad. Me dirás que para ejercerla no hace falta una inversión de muchos millones de euros. No obstante, si todos nos esforzáramos en innovar, en desarrollar nuevas ideas o actitudes, en gestionar mejor los conocimientos y en ser más creativos, quizá todo se beneficiaría de un gran cambio. Claro que también podría suceder que las cuentas de resultados fueran negativas y el fracaso, estrepitoso.
De todas formas, piensa que es muy importante arriesgar cuando la innovación y la creatividad te impulsan a mejorar lo presente o a sorprender con algo mejor. Ánimo.

La ilusión por aprender idiomas

No, no se trata del típico anuncio de aprenda inglés en quince días (el que aprenda en esos días, claro). Son personas de todas las edades que utilizan parte de su tiempo en abrirse a otras culturas empezando por conocer su idioma. Si te sitúas a la puerta de alguna escuela oficial de idiomas, descubrirás curiosidades sorprendentes.

Por ejemplo, hay gente que quiere aprender. No es una obviedad. Por todos los sitios se oyen comentarios pesimistas sobre la enseñanza. Parece que casi todo funciona mal. O será que no sabemos digerir los nuevos tiempos y los miramos con ojos de épocas pasadas.Pues hay mucha gente que gasta muchas energías en aprender. Insisto. Y en enseñar también.

Ves a gente mayor que acude con sus libros a enfrentarse con una lengua desconocida. Y a gente de otras edades también. Da gusto formar parte de este espíritu y compartir la ilusión con tanto interés. No seas pesimista tú tampoco. Nunca ha habido tantos medios como ahora para estudiar, para leer, para conectarse y para saber casi de todo con los mejores recursos. Hay gente que se desanima, que no le ve futuro a lo que más futuro tiene. A la base del futuro. Estamos en ello.

Que no se me olvide comentarte una apreciación sociológica personal que confirmo más cada día: me da la sensación que quienes más interés ponen y quienes más se esfuerzan por aprender son mujeres. Sí, mujeres.

Crispaciones (con o sin educación)

Me preocupa y te preocupa, o sea, nos preocupa la crispación que se nota en muchos ambientes de este Estado, país, península, nación o lo que sea. No puede ser que sea cierto lo que está pasando. Tú sabes que me considero un privilegiado como para ver, observar, detectar, contrastar y reflexionar desde fuera y desde dentro.

Es fácil descubrir un ambiente enrarecido que enmascara, confunde y distorsiona las realidades. La educación siempre subyace, la Iglesia siempre está al quite. Pero ahora las propuestas de estatutos y otros papeles han sacado a esa fiera que muchos llevan dentro, sean de una parte u otra. Sabes que no soy de aquí, de Cataluña, pero llevo muchos años instalado en esta hermosa y acogedora tierra. Conoces mi procedencia de una comunidad autónoma en la que el conservadurismo lleva años conservando muchos vestigios del pasado y evitando evoluciones progresistas. Pero eso no quita para que se les escuche y se les comprenda, algo que también hacemos con los de aquí.

En medio de este paisaje, da pena la incomprensión, los estereotipos, el griterío en ambos lados, las amenazas, los boicots a productos, el revanchismo y el hablar desde el ombligo de cada uno. Viajas allá y vuelves, sobre todo escuchas, preguntas, comparas las respuestas, analizas quién las dice y sus posibles bases internas y te quedas en medio de visiones anacrónicas si delo que se trata es de la convivencia sin crispación.

No, de momento no llegamos a los adornos nocturnos de pirómanos  franceses. Quien sopesa la posibilidad de que se pudieran dar aquí acontecimientos  semejantes, que prevean si en vez de la inmigración no sea la crispación entre comunidades las incendiarias. Por ahora, ya han extendido la peligrosa llama del anti-, del boicot, de la calle y de la mentira.

No son comparables pero los de aquí son tan incendiarios como los de allí. Con la diferencia que a los nativos nuestros se les va el fuego por la boca. O la crispación y la incomprensión. Así no vamos a ninguna parte.

Con respeto: educación, iglesias y manifestaciones

Has alucinado mucho estos días con los preparativos de la manifestación de Madrid a favor de no sé qué aparente y disimulado motivo que encubre otras finalidades. Supongo que  te has fijado en las personas que han llenado el centro de Madrid.

No te enfades, han ejercido un derecho ciudadano y siempre deben tenerlo.

Tú no lo sabes pero yo hasta hace un año nunca había visto tanto hábito desfilando en actos multitudinarios más propios de otros movimientos políticos y sociales.

Llevan pancartas, se quejan, olvidan los 3.000 millones             que les da el Estado a sus centros religiosos y educativos. Parece que lo que vosotros pedís en el instituto también lo reivindican ellos. Exigen una libertad que algunos llevan negando desde hace siglos, más igualdad cuando el elitismo y la selección es en lo que están más entrenados, los derechos de sus asignaturas cuando a veces olvidan los deberes y los derechos de los demás.

Tranquila, tú y yo creemos en el modelo público de enseñanza pero siempre defenderemos los derechos de esta gente que tan maltratada dice estar ahora. Porque sabemos que hay muchas personas vinculadas a la religión que son íntegras, admirables, que predican con el ejemplo, que renuncian a mucho en favor de los demás, que ayudan al que sufre, al que lo pasa mal, al que no sabe. Unos auténticos héroes, tan admirables como mucha otra gente que hace lo mismo pero se mueve en entornos no religiosos.

No puede ser la mentira, la división, el vocerío comulgando con ruedas de molino. Es algo que me extraña, con tantos manifestantes habituados a tantas comuniones.

Nos tienen cogidos hasta por los pies

Me quejo de que compramos caras zapatillas deportivas de marcas superconocidas y, al cabo de un mes, ya se despegan por todos los sitios. Parecemos tontas. Sí, tontas y tontos. Presumimsos de la marca como si nos pagaran por ello. Y quienes cobran son esos personajes con elevado orgullo y más poder económico.

El caso es que todos llevamos zapatillas. Los zapatos, con ser normalmente más baratos, han quedado marginados para otras edades. Nosotras, a lo nuestro. A parecernos, a imitar, a llevar nuestro hábito marcado por signos repetidos. Nos sacan mucho dinero, rompemos nuestras zapatillas antes de tiempo y ya nadie se atreve amandar arreglarlas cuando lo que se lleva es comprar unas nuevas. Presumir del cambio continuo, de estar a la última.

A veces vemos las víctimas que somos pero seguimos repitiéndonos, más de lo mismo. Comprando marcas que valen en origen cifras ridículas y que multiplican su escandalosos precio en el destino final. Me parece que le voy a hacer la guerra a algunas. Muchas veces diseñamos planes de lucha anti una marca y al final casi nadie hace nada y menos imita a quien se atreve a dar el primer paso.

El caso es que en este país se llevan modas como boicotear productos de otras comunidades autónomas. Ridículas guerras con trasfondo político que sólo sirven para enfrentarnos. Y nadie plantea el boicot a tantas marcas deportivas que son peores que los especuladores inmobiliarios.

Que no, me niego a ser chica anuncio de tantos dibujitos como nos hacen llevar a cuestas. Me propongo buscar y evitar.

Mientras yo voy a clase él vende sus libros

Te voy a explicar lo que yo pienso de ese escritor que fue profesor de instituto y que dejó las clases porque le fue muy rentable publicar su visión de lo que pasaba en las aulas.
Él, gracias a su éxito, ahora está fuera de la enseñanza. Pero sigue predicando sus teoría. Como alumna que soy desde hace algunos años, le podría decir algunas cosas a Toni Sala, el profesor en excendecia que sigue dándole vueltas a su más socorrido tema. 
El otro día, una biblioteca de un pueblo cercano a donde yo vivo, organizó un encuentro con este ex profesor en activo. Formaba parte de puntuales reuniones con diferentes escritores. En el momento de comenzar el acto, el público ocupaba el primer piso. En el superior estábamos quienes aprovechábamos el tiempo estudiando, leyendo, con el ordenador o haciendo  actividades escolares.
Desde arriba se sentía la tertulia. No creas que había mucha gente. El éxito se reducía a un pequeño grupo de señoras que cabían en una mesa, con Toni Sala como anfitrión. Llegó con una maleta llena de libros ajenos y empezó la intervención con el primer tema que le planteó la moderadora y organizadora del evento. Cómo no, el tema estrella inicial: qué pasa en las aulas.
Fue sincero ante las supuestas señoras con nietos. Después de un tiempo de profesor de secundaria en activo, quiso plasmar sus vivencias en un libro que, por suerte o por conexión con una real preocupación social, pronto fue tema mediático. Su exposición me hubiera gustado que la hubiera escuchado también la cantidad de estudiantes de secundaria que estaban en el piso superior. Esos sí que conocían más de cerca el tema y podían ser sus alumnos.
Las señoras se quedaron con el desaliento de un profe que reconoció que ahora está en excedencia. Ya sólo se dedica a lo que él llama literatura y hasta ha ganado algunos premios con algún libro posterior. Los problemas que puso encima de la mesa son los tópicos de siempre: el alumnado no sabe leer, no le interesa casi nada, hay falta de autoridad, Internet deforma l educación, hay páginas para que los vagos copien trabajos y engañen a los profes, no escriben, no les gusta la literatura, etc.
Desde arriba escuchábamos la retahíla de quejas. No sabía el autor que justo estábamos en aquella biblioteca por todo lo contrario. Nadie perdía el tiempo, la gente leía, consultaba Internet, trabajaba en silencio, repasaba apuntes de los profes, elaboraban trabajos.
Eran dos mundos diferentes: arriba, estudio; abajo, el experto que vendía sus teorías a la vez que se supone quería que le compraran el susodicho libro. Nadie bajó a explicarle cómo los alumnos vemos la realidad de las aulas. Lo dejamos con sus temas y nos causó un gran consuelo que Toni Sala pidiera una retirada de las aulas.
Su libro o pequeña historia de un profesor de secundaria no lo voy a leer. Me basta con haberlo escuchado y con lo que tú me has contado. Recuerdo que tampoco te gustó el derrotismo de un profesor que parece no entender otra realidad. Quizá tiene ideas con fundamento. Son muy  respetables. Pero generalizar, no entender y menos luchar a favor de la formación de las nuevas generaciones es una imprudencia más de quienes creen que el único modelo es el de ellos, basado en la tradición y no en la adaptación a los tiempos actuales. 

Me gustaría saber cuánta gente joven le ha leído y si algún antiguo alumno suyo lo ha hacho y qué opina. Mientras, él seguirá intentando venderlos y los demás iremos a las clases. Esperamos encontrarnos con profes que sepan ilusionarnos y conviertan las críticas en nuevos sistemas para enseñarnos en estos tiempos de novedades y cambios.


 
 

 

Algunos, profesionales de hacer perder el tiempo

Tal como lo oyes. Tú aún no has tenido tiempo de disfrutar de largas esperas. Eres bastante joven y te queda mucho tiempo por delante. Más vale que no lo pierdas miserablemente con colas, interminables esperas y maltrato de tu tiempo. NO se puede generalizar pero hay veces en que los demás no respetan el tiempo propio cuando vas a usar sus servicios. Incluso cuando pagas, aún la recompensa de las esperas son una común carta de presentación.
Tú te quejas cuando un profe llega tarde a clase. Después no lo justifica. No estás de acuerdo con los medios públicos de transporte por su impuntualidad. Confórmate sabiendo que han mejorado mucho. Nunca llegaste a conocer, por suerte, la antigua Renfe. En tus compras, peluquerías, centros de estética, cuando quedas con tus amistades o fugaces amigos íntimos, te enfada mucho esto.
Pues no te explico mi experiencia. Creo que desgraciadamente es muy general. Le pasa lo mismo a mucha gente. Mi cólera primera se dirige a algunos médicos. Si contáramos las horas de espera que se acumulan en las antesalas de estos profesionales, quizá se aproximarían a las de las bajas laborales. Con razón antes de entrar tienen un sitio que llaman Sala de Espera. Nunca sejustifican y tú, pendiente de que tus problemas, sin ganas de irritar a quien te va a curar, le observas con el respeto oportuno pero no le pides explicaciones. Deben formar parte de sus principios hipocráticos. Justificaciones de posibles tardanzas las pueden tener en los pacientes anteriores, en los diagnósticos, en el tráfico o en cualquier otro motivo. Mientras, tú esperas.
Como sanitarios, podrían entender que este tiempo también hace meya en el ánimo de sus estimados pacientes. No saben, no contestan. Son pocos pero significativos para quienes pierden horas seguidas después de pedir la cita con mucha antelación. Podían pedir la visita y el tiempo de espera. Comparado el tiempo dentro de la consulta con el de fuera, la evidencia escandaliza.
Te podría añadir más expertos en el mal uso del tiempo ajeno. Hoy sólo me quedo con el mal cuerpo después de tanto esperar. Y eso que era el primero y el médico llegó de la calle con casi una hora de retraso.

Carpe Diem

Sabes latín y no hace falta que te traduzca esta popular expresión atribuida a uno de nuestros clásicos latinos. Si lo pensamos seriamente, debía ser un objetivo prioritario de los años que vivamos. Aprovechar los momentos, llenar el tiempo, saber vivir los instantes sob objetivos muy antiguos.
La moda actual que siguen amplios círculos intelectuales de saborear el instante, de la atención consciente, de la lentitud y de la vida simple se alimenta de los consejos de tantos sabios que han dejado unos mensajes que algunos avispados vividores quieren convertir en originales y propios.
Dices que ya practicas en consejo latino. Quizá te pase como a todos, que los instantes no los controlamos y que nos dejamos influir cada día por tantas circunstancias que nos hacen recordar que los momentos ya vividos una vez que han pasado. No debería ser más importante un lunes que un domingo, al final vives tantos domingos como lunes. Los momentos del trabajo recuerda que pesan y duran más que los de vacaciones y ocio. Aquí el carpe diem también sirve.
Te comenté la importancia de cada momento después de pensar en unos cuantos cementerios por donde pasé este fin de semana. Ya sabes que formo parte de un grupo que camina. Debemos ser unos bichos raros. Levantarnos una vez al mes pronto para andar unos cuantos kilómetros por caminos casi abandonados, está reservado a una minoría excursionista. Y formar parte de un grupo con un lema en latín debe ser aún más extraño. Te recuerdo el lema de caminantes. Conditio vocat optimes: el esfuerzo llama a los mejores. Apunta esta frase a continuación del carpe diem. De mejores, nada; de esfuerzo, mucho.
Por los caminos de un sendero de Gran Recorrido que cruza tierras de las comarcas del interior de Cataluña, vimos muchas ermitas con un minúsculo cementerio al lado. Pobres camposantos, sin lujos, solos en medio del bosque y a la sombra del edificio religioso. Allí hay tumbas y nichos con los restos de esas personas anónimas que son las que vivieron del campo y nos dejaron lo que hoy admiramos. No hay monumentos al labrador anónimo, al pastor desconocido, al forestal, al transhumante, a tantos oficios que ya no existen y que pronto, cuando se mueran los actuales ancianos de los pueblos, desaparecerán de la memoria.
También he visto un moderno cementerio, un tanatorio y personas estimadas que sufren por la muerte de alguien querido. Aquellos y estos lugares de respeto a las personas fallecidas tienen en común la gran verdad de la desaparición. Y no te lo digo por la cercanía de fechas de difuntos.
Pensar en los cementerios puede ser un buen motivo para practicar el Carpe Diem.

Hablemos claro: cómo convencer

Tú vas al instituto y se supone que te enseñan, tu familia hace su función, tus amistades, la televisión...son tantos los medios que intentan convencerte que, si no lo estás, es porque eres tú misma y discriminas con razones casi siempre. De sobra sabes que una princesa como tú a menudo se deja llevar por la intempestiva adolescencia. Estoy contento porque cada día reflexionas más y seleccionas mejor y con más criterio. Me preguntas de vez en cuando qué es educar y qué diferencia hay entre enseñar información, pensar por ti misma y querer convencer. Sabes que intento ser prudente y evito pontificar. Pero creo que los profesionales de la enseñanza se podrían plantear las mismas dudas que te haces y me trasladas a mí.
Convencer, palabra mágica que está en el fondo de muchas actuaciones humanas. No es tan fácil como los publicitarios creen. También es cierto que todo depende de muchos factores y que el consumismo es un efecto de la publicidad del gran consumo, cuyos excelentes resultados serían la consecuencia de la capacidad de persuasión. Vosotras, las adolescentes, sois un gran público para tantos mensajes. Pero también los adultos. No obstante, es más fácil pedir unas zapatillas por su marca que dejar de fumar o evitar las drogas por un anuncio.
En teoría, en las escuelas se enseña, se convence, se prepara y no sé cuántos objetivos más figuran en la declaración de intenciones de cualquier centro educativo. Tú puedes hablar de los resultados conseguidos. Después, nos dejamos convencer más de lo necesario por unos mensajes y somos impermeables a otros.
No te rías si repito tus palabras, entre tus amistades decís que las campañas contra las drogas, contra el fumar y contra el exceso de velocidad sólo sirven para ganar premios las agencias publicitarias y para engrosar sus cuentas de resultados. No es un recurso efectivo para penetrar en la mentalidad joven. Cuando te pido ideas para ser más efectivos, no sabes no contestas. Supongo que tendrás razón, como casi siempre. Y no me digas lo que dice tu padre porque sospecho que, desgraciadamente, es un sistema más efectivo que las razones: sólo nos convencen con la línea dura, multas, cárcel o enfermedades.
Con lo fácil que sería que el mejor publicitario fuera cada uno consigo mismo.
De informar a convencer respetando, he ahí un gran reto.

Pobre gente

Nos ha dado mucha pena ver cómo los conflictos se resuelven no viendo el problema. No podemos hacer gran cosa para manifestar nuestra contrariedad. Nos consolamos con hablarlo, enviar mensajes, concentraciones pacíficas, denuncias y la rebelión interna que agita el inconformismo que nos produce la política del avestruz.
No hay palabras para expresar cómo deben vivir esas personas africanas que sólo ven el paraíso en Europa. Lo hemos dichos muchas veces, no queda más remedio que inisitir. Es vergonzoso y repugnante esto, y más cuando oyes a mucha gente joven que repite esas consignas de los adultos que echan al inmigrante, que cierran fronteras porque de lo contrario esto sería pronto África.
Coincidimos en que no nos caben todos, que los ideales a menudo no son posibles, que pensar es una cosa y gobernar otra y que los recursos de un país no son ilimitados. Pero protestamos por el racismo y la deshumanización y nos horroriza que haya tanta gente adepta a los NAZIONALISMOS, una palabra que escribimos con Z de nazismo.
Si ser nacionalista significa despreciar al otro porque es diferente, cerrarse a nuevas culturas, no ver más allá de un trapo llamado bandera, agarrarse a una supuesta identidad, estamos contribuyendo a que tantas declaraciones de derechos humanos sean lo que son, lo más inhumano trasladado a la realidad.
Te lo repito, según mi punto de vista muy a menudo NAZIONALISMO se escribe con Z de nazismo. Hay excepciones y muy respetables, pero la realidad y los hechos están ahí.

La atención a las cosas de cada día

Algunas veces te he comentado que en Estados Unidos aumenta la difusión de dos ideas vitales con bastantes adeptos. Nombro este país y tus aires adolescentes lo estigmatizan con los típicos estereotipos, más propios de presidentes y de partidos políticos que de amplios sectores de la población, tan progresistas como nosotros.
Una idea es la vida simple. Cuesta creer que haya personas que abandonan enormes sueldos y lujos por doquier por una vida más natural, tener menos para necesitar menos, conformarse con poco para no depender de lo material. Priorizan el ser al tener. Y lo hacen cuando lo han tenido casi todo. El escritor y periodista Carlos Fresneda lo repite a menudo desde Estados Unidos.
Segunda idea: la tendencia a la vida lenta y a estar atentos a la vida. Isabel S. Larrarburn titulaba así un artículo en el suplemento Magazine de LA VANGUARDIA del pasado fin de semana: Atentos a la vida. Te copio tres objetivos que Isabel propne para disfrutar de una vida atenta, para vivir todos los momentos, cosas, personas y ambientes que nos rodean cada día:
1. Ser conscientes del momento presente.
2. Observar sin enjuiciar.
3. No es necesario atrapar lo que observamos ni alejarlo con aversión. O sea, no rechazar las emociones, sentirlas.
Desconozco si las dos ideas que hoy te he comentado te interesan, si las crees o si piensas que son una moda más, como tantas que nos llegan de ese gran país.
De todas formas, tendremos que considerar todas las popuestas y formas de vivir de los demás. Si las tienen en cuenta, algo tendrán.

Bebamos y fumemos que ya nos curarán

Un buen objetivo: beber y fumar para financiar más aún con los impuestos los servicios médicos que después nos curarán...(continuará)