Con respeto: educación, iglesias y manifestaciones
Has alucinado mucho estos días con los preparativos de la manifestación de Madrid a favor de no sé qué aparente y disimulado motivo que encubre otras finalidades. Supongo que te has fijado en las personas que han llenado el centro de Madrid.
No te enfades, han ejercido un derecho ciudadano y siempre deben tenerlo.
Tú no lo sabes pero yo hasta hace un año nunca había visto tanto hábito desfilando en actos multitudinarios más propios de otros movimientos políticos y sociales.
Llevan pancartas, se quejan, olvidan los 3.000 millones que les da el Estado a sus centros religiosos y educativos. Parece que lo que vosotros pedís en el instituto también lo reivindican ellos. Exigen una libertad que algunos llevan negando desde hace siglos, más igualdad cuando el elitismo y la selección es en lo que están más entrenados, los derechos de sus asignaturas cuando a veces olvidan los deberes y los derechos de los demás.
Tranquila, tú y yo creemos en el modelo público de enseñanza pero siempre defenderemos los derechos de esta gente que tan maltratada dice estar ahora. Porque sabemos que hay muchas personas vinculadas a la religión que son íntegras, admirables, que predican con el ejemplo, que renuncian a mucho en favor de los demás, que ayudan al que sufre, al que lo pasa mal, al que no sabe. Unos auténticos héroes, tan admirables como mucha otra gente que hace lo mismo pero se mueve en entornos no religiosos.
No puede ser la mentira, la división, el vocerío comulgando con ruedas de molino. Es algo que me extraña, con tantos manifestantes habituados a tantas comuniones.
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