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el informador informal

Nos tienen cogidos hasta por los pies

Me quejo de que compramos caras zapatillas deportivas de marcas superconocidas y, al cabo de un mes, ya se despegan por todos los sitios. Parecemos tontas. Sí, tontas y tontos. Presumimsos de la marca como si nos pagaran por ello. Y quienes cobran son esos personajes con elevado orgullo y más poder económico.

El caso es que todos llevamos zapatillas. Los zapatos, con ser normalmente más baratos, han quedado marginados para otras edades. Nosotras, a lo nuestro. A parecernos, a imitar, a llevar nuestro hábito marcado por signos repetidos. Nos sacan mucho dinero, rompemos nuestras zapatillas antes de tiempo y ya nadie se atreve amandar arreglarlas cuando lo que se lleva es comprar unas nuevas. Presumir del cambio continuo, de estar a la última.

A veces vemos las víctimas que somos pero seguimos repitiéndonos, más de lo mismo. Comprando marcas que valen en origen cifras ridículas y que multiplican su escandalosos precio en el destino final. Me parece que le voy a hacer la guerra a algunas. Muchas veces diseñamos planes de lucha anti una marca y al final casi nadie hace nada y menos imita a quien se atreve a dar el primer paso.

El caso es que en este país se llevan modas como boicotear productos de otras comunidades autónomas. Ridículas guerras con trasfondo político que sólo sirven para enfrentarnos. Y nadie plantea el boicot a tantas marcas deportivas que son peores que los especuladores inmobiliarios.

Que no, me niego a ser chica anuncio de tantos dibujitos como nos hacen llevar a cuestas. Me propongo buscar y evitar.

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