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el informador informal

In-formalidades

De patrias, patriotas y apátridas

Te sorprendo con estas tres palabras porque un amigo mío las menciona cuando está harto de escuchar tantas interpretaciones sobre la franja de tierra donde vivimos. Sé que te sorprendo hoy, día 12 de octubre, al que no me atrevo a ponerle apelativos por no ser políticamente correcta o, más bien, incorrecta.
Estoy harta de lo que aguantamos las que nos preocupamos por enterarnos de qué pasa. Hasta mis amistades más políticas dicen lo mismo que yo. Tantas discusiones sobre estatutos con el diccionario de sinónimos en la mano, tanto teatro barato y más comedia aún en algo que puede acabar en drama. O en pantomima.
Cierto, soy joven. Sé poco comparado con vosotros, adultos. Pero, créeme, te he demostrado que tengo más de dos dedos de frente, a pesar de mis arrebatos adolescentes. Mi sexto sentido me dice que temas que decís profundos a la mayoría no le importan. Y se hablan de ellos es porque los medios de comunicación se convierten en el quinto y sexto poderes juntos. Nos machacan hasta el aburrimiento. Declaraciones y contradeclaraciones, límites, comas mal puestas, palabras mal usadas, réplicas y contrarréplicas. A vivir que son dos días, me digo a mí misma.
No me he leído el famoso Estatuto de donde vivo, Cataluña, pero tranquilo, tampoco pienso leerlo. A pesar de mis dificultades, no gastaré mi tiempo en tamaño documento. Mi padre dice que me gobernará y que por eso es importante. Él es un moderado nacionalista con capacidad crítica. Hasta le pareció duro pero aceptó lo que dijimos aquí el otro día. Eso que Nacionalismo se escribe con Z. También le recordé que tú y yo sabemos de gente nacionalista excelente, como gente de derechas, de izquierdas, de centro o gente que pasa de este tema.
Ni doces de octubres ni onces de septiembre ni patrias ni naciones que discriminen a nadie, que pierdan el sentido del respeto y de la solidaridad. Tú eres mayor que yo y me lo has dicho muchas veces: ante conflictos entre términos de este tipo, yo me quedo con los problemas de las personas en concreto, con sus preocupaciones.
Sé poco de la historia pero en varios años que la he estudiado saco la conclusión que quien ha provocado más muertes en la humanidad son las banderas, las fronteras y las religiones.
O sea que menos rollos y más derechos humanos.

Acosos entre la fauna urbana

No te parezca mal que me apropie de un término animal para designar a personas. Entre nosotras hablamos así a veces. Entre compañeras nos describimos a tipos que impactan, a tribus urbanas, a gente con corbata, a tantos uniformes como hay hoy cuando el militar ya ni se ve, a nuevas sorpresas importadas de otras latitudes. Una chica que se fue un año a un colegio privado del centro de la ciudad alucina con la ausencia de creatividad del aspecto físico en su centro. La moda es el uniforme. Chicas y chicos cortados por el mismo patrón. Arreglados y arregladas tanto que ves a uno o una y los demás parecen clónicos.
El otro día, en una de sus amplias descripciones, nos decía que la experiencia de estar allí le servía para conocer a otro mundo, quizá de futuros dirigentes, fracasados, frustrados o brillantes. Como en cualquier parte. Cuando nos relataba el ambiente dentro de las aulas, aquello sí que era también monotonía. Pensamiento único de profesores que dan sus clases magistrales y alumnado que no discute ni una coma, aunque a la salida la cosa cambie.
Hablábamos de la encuesta sobre acoso escolar o bullyng. Si los datos no fallan, en estos centros es donde se produce más acoso escolar. Quién lo diría entre gente tan bien planchada y políticamente correcta. No, no puede ser, se habrán confundido. La encuesta seguro que quiere desprestigiar a quienes van para un destino en lo universal, a la selección que se iguala por arriba porque la cuota mensual ya escoge a los mejores pagadores.
El caso es que mis compañeras y compañeros empezaron a contar historias que confirmaban la citada encuesta. Nos la creímos y nos pareció el reflejo de otro fenómeno social más.
Entre adolescentes, el acoso no deja de ser una consecuencia social más, muchas hormonas sin control y demasiado valor cuando uno se protege en el grupo. Y es que de fauna y de urbana todos sabemos mucho.

Contrastes con la muerte de por medio

Podemos inventar las mil y una pócimas para alargar la vida, podemos crear tanatorios lo más alejados posible de la vista, podemos considerar la medicina como aquel Dios todopoderoso. Pero la muerte está ahí. Tú, adolescente enérgica, chica activa, inteligente y atractiva, sientes fascinación por hablar de ella. Ir más allá desde el más acá es un reto del que se encarga de hablar la religión, quienes han vuelto a la vida procedentes de una situación límite y tantos filósofos, teólogos o modernos vividores que plantean cada día fáciles sistemas de autoayuda por fascículos.
La realidad impacta. Entre tanto bienestar nos empeñamos en convertir en la noticia más seguida cualquier caso relacionado con la muerte. Debe ser una forma más de incitación al respeto a la vida, de lucha contra quien provoca situaciones con la muerte de por medio. Tanto hablar para llegar a la conclusión de que aquí no queda nadie.
Dices que la actualidad gira en gran medida en torno a la economía y a actos relacionados con la muerte. No andas muy desencaminada, quizá influida por la crispación continua que nos producen tantas muertes de mujeres, tantos inmigrantes limitados por la miseria y las alambradas, tantas injusticias, tantos accidentes de tráfico o laborales, tantas casualidades fruto de causas concretas.
Pero hay veces en que la muerte es otra demostración más de situaciones límite en las que la condición humana no sale bien parada. Te impactó que hoy se hablara de una anciana que la encuentran muerta cuatro años después del óbito en Sant Feliú de Llobregat (Barcelona). Vivía sola, sin agua ni luz, tenía mal carácter y la octogenaria siempre paseaba protegida por unas gafas negras. No la compares con la moda de las gafas oscuras puestas aún en la máxima penumbra. La señora se guardaba tras los cristales, lo mismo que deben hacer muchas personas que se escudan en los vidrios tintados cuando salen de casa. La noticia no dice más. Tú y yo extraemos conclusiones sobre la condición humana, siempre desde nuestro punto de vista. Ya no puede cumplirse tu deseo: saber cómo pensaba ella es imposible, igual que saber si escogió o no esa forma de vivir y morir.
Otro modelo de muerte es la de un excursionista de 47 años que se quedó en mitad del camino de ascensión a La Mola, la cima del parque natural de Sant Llorenç del Munt, en Barcelona. El esfuerzo excursionista dejó su cuerpo en el camino, a la vista de paseantes; después de cinco horas llegaba el forense.
Muerte, de lo que huimos sin saber dónde nos sorprenderá. Lo hará aunque tú la veas lejana. Nos pasó a todos lo mismo, tan enigmática pero tan previsible.

El espectáculo del cielo es gratis

Nunca había visto a mis compañeros con tanta fe mirando al cielo. Hoy ya vinieron con diferentes modelos de gafas que regalaba algún establecimiento comercial, con cristales oscuros y otros artilugios ópticos. El eclipse se convirtió en un fenómeno mediático que provocó que la gente mirara para arriba. Tú no lo sé pero las personas de mi edad aún lo podemos ver de nuevo dentro de unos años. Yo les oía los comentarios, me informaban de lo que veían y vivía el eclipse a través de los ojos de los demás. Todos fuera, en el patio, cara al sol para ser testigos de un espectáculo único y gratuito.
La verdad es que después, en clase, sacamos el tema del firmamento y descubrimos lo poco que es objeto de atención. Hay poca cultura astronómica y escaso espíritu de observación celeste. Lo tenemos encima de nuestras cabezas pero nos conformamos con la luz del último piso del boque donde vidimos o ese resplandor de la farola mal enfocada que es una señal de prohibido mirar arriba porque no se ve nada. A la contaminación lumínica se une la escasa cultura de tantos cuerpos celestes más o menos identificados. De tanto mirar abajo no vemos arriba, la luna pasa desapercibida y el sol sirve para poco más que para broncearse. Menos mal que los vuelos baratos y el ansia viajera nos suben a veces a las alturas.
La gente de mi clase se propuso saber más de espacios celestes, disfrutar de la noche con la vista puesta donde las estrellas te invitan a identificarlas, descubrir luces fijas y móviles, reconocer los planisferios y cerciorarse de que somos demasiado poca cosa comparado con la inmensidad. A lo mejor ésta es la auténtica razón por la que no nos enseñan a situarnos, prefieren impulsar aires de falsa grandeza a reconocer que casi no somos nada y encima nos hacemos la vida casi imposible.
Ante esto, qué mejor que mirar al cielo en muchas ocasiones.

Ensuciar con pipas la calle hecha por inmigrantes

Lo que te voy a contar no es un cuento, es esa realidad diaria que debería ser más noticia que muchas informaciones que sólo interesan a sus protagonistas y a los que esciben al dictado.
Llevamos unos cuantos días en que el incivismo y la suciedad son temas de conversación y muy mediáticos. Lo han centrado en Barcelona, ya lo hemos comentado en otra ocasión, pero podría aplicarse a cualquier núcleo de este país, Estado, nacionalidad, región, autonomía o de nombre X. Ya sabes mi opinión sobre el tema: cada vez la gente es más limpia, hay más que respetan más las normas. Lo que ocurre es que los actos inadecuados de unos pocos se ven mucho, a menudo se contagian. Esta gente se cree que la libertad consiste en ser un poco más que el que lo hace mal.
Hoy estuve en un pueblo de aquí al lado. Meses atrás reflejamos aquí que una empresa formada por trabajadores inmigrantes pavimentaban una calle, mientras en el bar de al lado unas señoras se quejaban del aspecto que tenían y del mal olor que les provocaban. En este caso es el racismo de quien no hace nada todo el día y se queja porque gente muy trabajadora les arreglan el pueblo, y casi seguro que a un precio inferior que los trabajadores de aquí.
Hoy, en esa calle, donde hace tiempo sudaron aquellas personas, el suelo estaba sembrado de cáscaras de pipas. Ya es normal. La gente de aquí ensuciaba el suelo, alfombraba la calle que barrerían otros con el entretenimiento para su rato de ocio. El hábito de todas era parecido: ropas de selectas marcas, móviles de última generación, máxima pulcritud física, el coche último modelo aparcado en la zona azul donde nunca le ponen el tiquet y el guardia no se atreve a escuchar que tú no sabes a quién estás multando.
Se me ocurrió lanzarles una mirada alusiva al suelo y más vale no comentar la cara que me pusieron.
Ya sabes, todos fallamos, nos confundimos, también observamos lo que nos desagrda. Quizá para arrepentirnos de nuestro próximo fallo. Pero no nos creemos racistas ni ostentosamente ociosos como para que el cuidado corporal no se descompense con el descuido del entorno.

La vida y la muerte encima del mostrador de un estanco

Hoy tú y yo entramos en un estanco a encargar uno de esos libros de texto que saquean a las fmilias en septiembre. El establecimiento era uno de esos estancos que, como las farmacias, venden casi de todo. Quienes despachaban anunciaban por lo bajo que el tabaco había subido. De algo hemos de morir, decía una persona.Tampoco es tanta la subida, aclaraba otra. No paraba de entrar gente y los paquetes de cigarrillos pasaban pronto al otro lado del mostrador.
Te comenté un detalle curioso. Un muchacho primero pide uno de esos habituales coleccionables de septiembre y, encima, coloca sus cigarrillos. La imagen era más que curiosa si nos fijábamos en las letras grandes de ambas compras. El coleccionable era la Historia de los remedios naturales. Con grande sletras publicitaban milagros en la salud con plantas,ungüentos y recursos narurales. Encima había una cajetilla de tabaco que en letras enormes avisaba por una cara de que el tabaco puede matar. Por la otra recurría a la baja calidad del semen, pero otros paquetes aludían a recursos escritos muy explícitos, en letras tan grandes que parecían el preludio de una esquela funeraria.
El muchacho estaba contento con sus dos adquisiciones. Al fin y al cabo, pensándolo bien, muchos vivimos en la bipolaridad de pensamientos y de actos.

Bebamos y fumemos que ya nos curarán

Un buen objetivo: beber y fumar para financiar más aún con los impuestos los servicios médicos que después nos curarán...(continuará)

Los principios coleccionables de cada septiembre

Veo a mis padres, a mis amistades, a mis mejores intimidades que, después del posible síndrome postvacacional (un nuevo lujo moderno, que la suerte de tener vacaciones produzca la desgracia de un síndrome) se piensa en muchos planes para el nuevo año, o sea, el nuevo curso escolar que para muchos significa más que un nuevo año.
El caso es que oigo en la televisión los viejos fascículos que los anuncian como nuevos en esta temporada, las modas que vendrán y todas las posibilidades de estrenar lo que sea. De colecciones, ni te cuento. A veces pienso en cómo serán las personas que llegan hasta el final y qué harán con tantos artilugios en sus casas. También se nos vienen encima las colecciones de la moda de otoño. A mí me llenan la mesa con una buena colección de libros de texto, con el programas de trabajos para el curso. Dudo del provecho que algunos profes sacarán con la lectura de tantos materiales que producimos, unos copiados de Internet, otros bien hechos y bastantes, mediocres.
La colección de buenos propósitos, si no está hecha, habrá que ir pensando en ella. A mí me gusta hacer planes, que no me planifiquen tanto mi vida ni tampoco que sea tan plana que los alicientes y las sorpresas no existan.
El año nuevo para mí es el primer día de actividad en este mes. El de enero es por tradición heredada, la fiesta por decreto y la felicidad porque sí. Por cierto, mejor que no te adelante esas fechas navideñas. Seguro que dentro de escasos días ya nos anuncian la pre de la preparación de la Pre-Navidad 2005. Ya sabes, en un año nos da tiempo a revisar muchas colecciones de celebraciones, tradiciones, rutinas, fiestas, regalos, aniversarios, felicitaciones y todo eso que se repite en cada hoja del calendario.
Yo me quedo atenta y expectante. Me atrae más coleccionar sorpresas que tradiciones. Lucho porque sea realidad cada día el carpe diem de nuestros clásicos. Y muchos carpe diem también pertenecen a la colección de cada año.

El diseño del incivismo en la ciudad de moda

Tú no les has oído explicar sus aventuras de fin de semana o cuando van a un concierto, o de fiesta. A mí me explican algo de lo que hacen y también cosas que ven que ejecutan otra gente al lado. Predominan los chicos pero cada vez se suman más chicas. Son más que aventuras. Llegada una hora de la madrugada, con mucho botellón, alcoholes variados y otros productos en el cuerpo, toca divertirse al aire libre. La noche les protege de sus conciencias. Sólo se ven ante el objetivo y ante el desastre. Pasan por una calle con basura amontonada y les excita su deconstrucción. Beben en la calle porque con el botellón se ahorran las estafas en los precios de algunos garitos. Y hacen sus necesidades enfrente. Si hay que pintar en una pared, se pinta. Si toca participar o comenzar una pelea, pues a ello. Hay que consumir la noche y quien llegue a casa antes de que el sol gane en altura es que no sabe vivir la nocturnidad. Les excitan las estridencias de las sirenas de policía cuando se acercan.
Llegados a un estado de enajenación o de huida de la conciencia, quien no respete sus diversiones es que no es moderno, enrollado ni está en la onda de lo último en pasar la ociosidad. Una idea original y pasan del dicho al hecho. Si es que hay que divertirse, aunque sea a costa de insultar a otras razas, apalizar la diferencia, abusar de quienes se ganan la vida de otra manera, reírse de quien trabaja en la noche o pelearse con tantos guardianes de la seguridad de puertas para adentro. Todo es una broma pasajera, se consiente todo y los mensajes a favor del civismo son la esencia del respeto a lo que sea, con tal de que en Barcelona las campañas de publicidad sean el último grito en formas y originalidad, pero sin fondos y sin actuaciones previsoras y sancionadoras.
Barcelona, ponte guapa con los disturbios de las fiestas de Gràcia, con el abandono de la limpieza, con diseño y modernidad donde viven o trabajan ellos, con túneles contra los barrios obreros, con premios FAD, forums, reconocimientos urbi et orbi de su imagen, mucho turismo, muchos circuitos en autocar descubierto por la zona marcada, barrios de la periferia que son otro mundo no premiado, el abandono del casco viejo a la inmigración, a la suciedad y a las gentes que se buscan la vida como pueden o como ( no) les dejan.
Te explico esto porque conozco a gente de tantas barcelonas como hay que se ven reflejadas en sus problemas. Ya nos anuncian otra campaña más (y van...) no sé para qué. Debates: los que quieras. Soluciones, con moderación y tolerancia. Recuerdo a menudo cuando algún profe me ha explicado que las ciudades son sociedades complejas. En el momento que hay una disfunción ya representa una anormalidad.
El incivismo yo creo que sólo se combate con una mentalización global de todos a la vez. Pero, claro, quien esté libre de culpa...
Desde mi juventud soy capaz de ver la vida con otro enfoque. Ni los ejemplos que nos dais los adultos son los mejores ni tampoco la sociedad a la vez trabaja de una forma coordinada y coherente.
Siempre me queda el consuelo de saber que, afortunadamente, la mayoría de las personas se comportan bien y son las que hacen que esto funcione. Lo malo es que una escasa minoría abusa de sus libertades porque los demás no nos atrevemos a enfrentarnos a incivilizados ciudadanos.

La política más la economía más el deporte: un buen tripartito

Ya viste, ayer nos falló la tecnología que nos permite escribir en formato digital nuestras conversaciones. La gente joven como tú está acostumbrada a llevar encima mucho aparatito. Ya lo hablamos en otras ocasiones. Ahora bien, si a vosotras ya os han cazado y se han asegurado buenos puestos de compra para muchos años, entre la gente adulta también son frecuentes casi tantos dispositivos electrónicos como en vosotras. Tú y yo juzgamos, opinamos, valoramos, seguro que nos confundimos a veces pero también somos parte de la mayoría.
Hoy ya estamos normalizados. El caso es que un día que falla el mensajero (Internet) lo echamos en falta como si lo hubiéramos tenido toda la vida. Le llamas a esto dependencia. Quizá es verdad. Puede ser una droga más que no nos hace superiores a nadie, ni más cultivados o con más juicio. Ayuda pero sin el trabajo de las neuras de nuestro ordenador central, el resultado es mediocre.
Aquí en este país, como en todos, muchas veces he compartido contigo la idea de que la economía manda por encima de cualquier otro poder. Te costó creerlo. Has visto el día a día. Lo entiendes mejor. No llevé ninguna sorpresa cuando interpretabas en voz alta las ganas de una empresa gasista y petrolífera y bancaria (tres en una) que pretende comprar a otra eléctrica. Decías que los políticos interpretaban a su manera un tema propio de empresarios. Que estos fueron los últimos en hablar y dijeron lo más políticamente correcto en beneficio de su jugada económica.
Las decisiones empresariales son carnaza para los bustos parlantes, que responden a la voz de su amo, a menudo con un claro trasfondo económico. No te alteres, es así este modelo en el que vivimos. Podemos criticarlo pero estamos en él y participamos activamente. Economía, política y la terecera pata de la junta directiva, el deporte entendido ahora como negocio y espectáculo. Fíjate la que han montado aquí en Cataluña con lo del Estatuto, que a la mayoría de la población no le interesa en absoluto. Ellos se miran en su ombligo, amasan las ideas, las interpretan, las matizan mientras se alimentan a sí mismos como si esto les sirviera para justificar el sueldo, las dietas, los viajes, los extras, las reuniones, las comidas, los gastos extra y los votos.
No contentos utilizan el deporte para pactar pancartas en campos de fútbol con la televisión y el orgullo nacionalista de por medio. Algún día explicarás tus opiniones sobre tanta palabrería derivada de nación. Si esto fueran recuerdos de aquel antiguo régimen, no haría falta adivinar el pensamiento de nadie ni su lugar en el espacio político. Pero ahora quizá sea muy incorrecto sólo el hecho de planteárselo.
Son los nuevos tiempos en que el bienestar y la ausencia de debates críticos nos incitan más a tapar las orejas con el Ipod, a hablar o enviar insulsos mensajes por el móvil o mirar lineales declamaciones de noticias adornadas con variopintos anuncios.
Tú y yo decimos esto porque a menudo nos da risa nuestra actitud. En eso coincidimos, vemos porque nos pasa aunque abrimos la mente para descubrirlo.

El hueco de los embalses

Es una pena. No es el inicio de una guerra occidental por el agua. O a la larga, quizá sí. Da mucha pena ver el fondo de tantos pantanos vacíos, los restos de esas casas, iglesias o pueblos conquistados a sus habitantes a golpe de autoridad para satisfacer un bien común y ahora están como están. Da más pena el desperdicio del agua, no tanto por lavarse los dientes con el grifo abierto sino por tantas casas adosadas con jardines en un clima no apto para gastar tanta agua en ese verdor distintivo del poder económico o hipotecario. No hablemos de campos de golf, de piscinas privadas o de esas extensiones arbóreas que disimulan mansiones.
Ya ves, siempre igual. La culpa es de ducharse dos minutos más, de la lavadora o de regar dos macetas. O de los pocos labradores que son tan osados que riegan siguiendo la tradición porque nadie les ha explicado otro sistema. Ellos, culpables, ellos que son los últimos jardineros del campo.
Si ese hueco no se llena, todos pagaremos las restricciones. Piensa que en todos también deben estar aquellos,aunque seguro que menos que la mayoría. Esto sí que da una enorme pena.

Dos asignaturas más: agua y fuego

Ya sabes que en nuestras conversaciones transcritas no aparecen ni signos de interrogación o exclamación ni formas de identificar quién de los dos habla o responde. Adoptamos este compromiso. De momento lo cumplimos. Y ahora te sugiero que pienses en una propuesta derivada de la actualidad más cercana.
Tal como vamos en este país, península de más de un país, España, Estado español o como cada uno quiera nombrar, pronto alguien sugerirá que en las escuelas se deberían estudiar dos asignaturas más, una sobre la cultura del agua y otra, sobre la cultura del fuego. Ya sé que te ríes con tales propuestas, que te quejas de tantos temas y de tantas clases, asignaturas, créditos. Aún te ríes más cuando el listo o la lista de turno soluciona cualquier problema social con la escuela o con campañas publicitarias para la difusión de las buenas costumbres. Pero más vale que estemos preparados.
Agua y fuego ya son más que dos elementos básicos de la naturaleza de este planeta. Comprobamos la ausencia de cultura en torno a ambos. Uno porque se acaba y otro porque acaba con todo. El verano actual nos puede dar un buen toque de alerta. La higiene, el derroche, el consumo excesivo, la limpieza. La naturaleza, la voluntariedad, la provocación, los intereses, los descerebrados, la prevención, el negocio, los despistes, la dejadez, el abandono. Añádele más palabras de tu amplia cosecha.
No soy partidario de más asignaturas curriculares pero creo que la realidad demuestra que a menudo nos supera, a nosotros, tan inteligentes, tan reyes de...

Nuestros ídolos nos escupen en público

Un día me enfadé con algunos compañeros y compañeras de mi instituto. Ya descubrirás por qué te lo explico. Resulta que desde hace tiempo se ha impuesto la moda de escupir en público. Lo ven natural. Cuando juegan a algún deporte lo hacen con espontaneidad pero también por la calle. Fíjate, me han contado que hay quienes parece que están entrenando la musculatura bucal. No es por extenderme en detalles desagradables pero presumen de quién lo lanza más lejos, del sonido que produce el acto en sí y puede que compitan a ver quién tiene más puntería. Es así la cosa. Como quienes hacen piruetas aéreas con el humo del tabaco, o lanzan la colilla a la máxima distancia, o miran a ver si encestan los papeles. La papelera se convierte en canasta de básquet. Incluso recibe la bola hasta con efectos especiales. O quienes escriben imagínate qué frases en las mesas. O en las puertas de los lavabos. Una vez conocí un chico y una chica que le propusieron a un profe hacer un trabajo de investigación sobre el uso del lenguaje en espacios públicos tipo lavabos, túneles, paredes, fachadas, etc. Tenían muchos material, sólo que ese profesor no denotaba demasiada imaginación y eludió el tema.
A veces les preguntaba por qué escupían así, o se sonaban sus mucosidades sobre el suelo delante de gente. Qué pasa contigo, siempre quieres saber más. Su respuesta superficial dio paso a un fondo aclaratorio. Cuando te lo comenté tú me dijiste casi lo mismo que ellos. Al parecer, en el mundo del deporte es habitual escupir en público, sonarse o esconderse para otras necesidades. Y todo estas actitudes las recogen las cámaras de televisión en primer plano. O sea, ya ves a mis colegas copiando los escupitajos de sus ídolos futbolistas. Hasta queda bien para ellos imitar a su referente. Qué personalidad tan adolescente. Si ya me parecía a mí que a veces vemos normales comportamientos que, en otro contexto, los rechazaríamos. Nuestros ídolos nos escupen en público y repetimos sus hazañas.
Después vendrán campañas a favor de los modales, anuncios y más anuncios. La realidad tú me has dicho cuál es. Es habitual ver las aceras llenas de estos efluvios bucales por la mañana. Junto con excrementos de perros y papeles la limpieza deja que desear. Claro que también yo mantengo mi hipótesis favorita: basta que unos pocos lo hagan mal para que resalten más sus resultados que el buen comportamiento de la mayoría.
En fin, disculpa por este monólogo. Hoy no te he dejado hablar nada. Sé que me querías comentar eso que dijo el alcalde de Barcelona. Que después de tantas campañas en defensa de actitudes cívicas, iba a multar a quienes no las cumplan. Debe estar enfadado con la juventud alborotadora de las fiestas del barrio de Gràcia. El alcohol y otros productos causó estragos. Oí que ya señalaban a los ocupas como culpables de todo. Siempre pagan los mismos. Pero no dijeron de quién eran hijos los que destrozaron todo. Habría sorpresas. Seguro que no se conformaron con los escupitajos de sus ídolos. A los resultados me remito. Todo a la vista, con policías, vecinos y periodistas delante. Para qué cortarse si eran capaces de echar por tierra en un momento el ambiente festivo.
A lo mejor es que empezaron escupiendo en público y han acabado destrozando lo público.

Nuestro homenaje a Pedro y a Gregorio por parques y por Picos

Querida compañera de aventuras y viajes, nuestra admiración por la naturaleza nos permitió abandonar nuestro lugar de residencia, cercano al parque natural de Sant Llorenç del Munt i Serra de l’Obac, en Barcelona, y repasar tres parques nacionales situados en extremos no de la península ibérica sino de eufemismos bajo nombres diversos: España, Estado, Estado español, patria, etc. Por cierto, no sabías quién era Pedro Pidal pero pronto lo descubrirías. Sobre la identidad de Gregorio Pérez “El Cainejo”, mejor ni te la pregunto. También sabrás cuál fue su papel en la historia de la escalada española.
Recuerda que iniciamos el verano en las islas Canarias porque tú así lo decidiste. Tengo mejor vista que tú, me decías mientras te reías hasta de tu sombra. Más vale tomarnos tal como somos siempre con humor, es una de tus frases favoritas. Tus sentidos adolescentes afinan más que lo que algunos vemos con ojos protegidos por gafas graduadas, lentillas u operaciones diversas.
Las antiguas pero recientes erupciones volcánicas nos impresionaron. Gracias, Teide, o Cheide, aquel dios que las leyendas guanches lo encumbraron a tan alta cima. Un parque nacional de contrastes, terreno lunar, colores, formas, ascensión suave pero continuada, gente, mucha gente, casi tanta como esas amigas lagartijas que nos saludaban desde cualquier piedra. Una cumbre de acceso restringido, centro de atención para tantos científicos que parecen no querer alarmar con posibles nuevas erupciones.
Impresionados con un paisaje exterior que también puede erosionar tus dogmas, inmersos en un gentío conducido por acotados terrenos asfaltados, rodeados por variada tecnología digital y por agua envasada en plásticos varios, el Teide nos dejaba contemplar el fruto de sus anteriores actividades, con formaciones rocosas propensas al retrato instantáneo, con surcos sólidos de emanaciones varias, con ese resultado externo de tantos años de movimientos. Muchos turistas van tan de paso que apenas oyen el eco de continuas noticias que alertan de posibles nuevas actividades volcánicas. Tiene sangre joven este Teide y puede que aún la vuelva a derramar por sus laderas. Eso parece que sospechan tantos equipos de expertos que lo estudian con cuidado, ayudados por nuevas tecnologías que auscultan a nuestro protagonista para avisarnos de sus mínimos aspavientos.
Así estábamos cuando la altitud y las piedras dieron paso al agua marina, a una nueva isla y a nuestro segundo parque nacional canario. Contrastes, aparente lejanía pero siempre nuestro Teide al fondo, el destino en el parque nacional de Garajonay, en La Gomera. Lluvia horizontal, laurisilva, fayal-brezal, vegetación del terciario, escasa población y turistas, minorías que descubren una isla ausente de catálogos, un océano inmenso que aquí se tranquiliza y enseña sus mareas, sus olas y la magia del horizonte teñido de esos colores tan usados para fotos de catálogos, salvapantallas de ordenadores, fondos publicitarios o para transmitir espiritualidad y relajación con un original power point . No lo niegues, siempre te ha gustado que te describa el último que me llega y, después, me sorprendes con una curiosa deducción como si de un juego se tratara. Intentas adivinar cómo es la persona por su mensaje y por el power point enviado, sea hecho por ella o transmitido.
Dos parques canarios, dos espacios protegidos y vigilados. Después contrastabas tanta protección de aquí con esas polémicas de allá originadas por tantos incendios, tanta destrucción, tantos árboles testimonio de muchas historias personales, tantos recuerdos de quienes los dejaron en herencia, tanta sequía y tantas incógnitas cuando oías que casi todos son provocados. No te conformabas con estas atribuciones de culpabilidad, te interrogabas sobre las posibles razones de esos supuestos incendiarios de lo verde, cómo juzgaban a la naturaleza, cuáles eran sus intereses, qué culpa la del bosque, por qué la venganza, a qué tanto gasto de recursos y cómo les narcotizaría el olor a cenizas, el resplandor de las altas llamas, el sudor ajeno y ese paisaje final originado por sus provocaciones. Tantos incendios causados casi siempre por algún motivo. Mientras todo eran condenas, tu curiosidad daba un paso más. Me gustaría reunirme con todos los que provocan incendios, en un lugar secreto y a puerta cerrada. Querría que me explicaran sus razones, saber el fondo de sus actos y que le pusieran voz a sus sentimientos posteriores a la tragedia forestal: qué notaban, cómo disimulaban su autoría, qué beneficios habían obtenido, qué habría que hacer para que no lo repitieran, si les ayudaría la cárcel para un posible arrepentimiento. Eso decías desde tu más firme condena a la destrucción, aunque no la pudieras ver.

Picos

Los parques nacionales canarios fueron la primera escala. De punta a punta. Avión, carretera, amigos, planes, refugios de montaña y ya estamos en Riaño, León. ¿No te suena este pueblo? Eres muy joven para conocer antiguas realidades muy presentes en esta muy querida provincia de León. Ya sabes que el curso alto de los ríos se ha visto domesticado por los pantanos, y más desde aquel dirigente español llamado Franco. Inauguraba paredes de cemento sin parar porque ese acto mediático era un símbolo. Para unos era progreso a costa de enterrar pueblos, flora y fauna. Electricidad, canales de riego, el progreso con energía. Riaño es un símbolo de oposición a una gran obra hidráulica. Muchos fuimos allí y dejamos nuestro testimonio. Una vez te enseñé una foto publicada en una revista en la que nos pillaron in fraganti en Riaño firmando nuestra oposición. Pasamos por encima de la pared, el embalse está lleno, dicen que apenas se utiliza para regar, que hay dos centrales eléctricas, se ven barcos de recreo, el nuevo Riaño en un alto, con su recuperada antigua iglesia y con el pico Yordas como testimonios de tantos cambios.
En Riaño nos esperaban nuestros amigos guías. Luego notaste la grandeza de estas dos personas, sus cualidades humanas de las que no vamos a hablar porque a ellos no les gustaría sentirse retratados aquí en público. El norte de esta parte de León ya pertenece al parque nacional de Picos de Europa. Verdes valles, vegetación de árboles caducifolios, lluvia, vacas, trashumancia, emigración, turismo, excursionistas, senderismo, caza, nieve, bastante nieve en invierno aunque mucha menos de antes a decir de quienes aún tienen la habilidad de ir en madreñas. El puerto del Pontón deja ver la comarca leonesa de Sajambre, con casas de indianos y antesala del espectacular desfiladero de Los Beyos, puerta de entrada por carretera a Asturias. Ya te lo había avisado: carretera estrecha, curvas y más curvas, paredes verticales, el río Sella abajo y Asturias cerca.
Cangas de Onís nos recibió con agua, mucho agua y polémica en los alrededores de La Santina, la Virgen de Covadonga. Para evitar el colapso veraniego en los Lagos de Enol y la Ercina, el Principado diseña un plan. Cada cinco minutos suben autocares lanzadera que te dejan arriba. Pretenden evitar un problema mdioambiental no permitiendo dehar subir ningún coche a partir de primera hora de la mañana. Pero crean otro problema mercantilista: se quejan los puestos turísticos de que la gente no accede a ellos porque el autocar les une la salida y la llegada. La gente no visita los santos lugares del recuerdo. Además, dicen que estos autocares van vacíos, colapsan la subida y también contaminan.
Aquel día subimos a los lagos al oscurecer en medio de una lluvia impresionante. Tanto que, arriba, para hablar de un coche a otro, aparcados al lado, había que hacerlo con el móvil. Una imagen de risa, la lluvia fomenta el uso del móvil, hablar viéndose al lado. Te hizo gracia cuando te conté lo que estábamos haciendo y las bromas que nos gastábamos ante tanta ridiculez comunicativa. Son los nuevos tiempos, amigo, me decías con tu naturalidad tecnológica. Encima que te entiendes y no te mojas, te ríes de una comodidad que te evita un posible resfriado. No te quejes, me respondiste mientras volvías a colocarte en tus orejas el I-Pod con tanta música almacenada para escucharla en el centro del culto asturiano. Nuestro objetivo incumplido era dormir en el refugio de Vegarredonda. Llegar hasta allí lo dejamos para la mañana siguiente. Teníamos que subir antes de las 9 dela mañana para que nos dejaran subir en nuestro vehículo. Y lo hicimos.
Una mañana soleada, carretera en continuo ascenso permitiéndonos cada vez una mayor amplitud de la perspectiva. Picos, valles, lejanas nieblas, horizontes lejanos, subida pasando históricos miradores con la virgen de Covadonga que se nos perdía allá abajo. Y arriba, parte de los Picos de Europa. No supe decirte a qué viene este apellido tan europeo. Bordeamos el lago de Enol, vimos pequeñas casas en medio de prados, hechas para uso ganadero y de sus pastores y aparcamos en un espacio en donde aparecía un letrero. Un pastor rogaba que no se aparcara allí. Era su salida con los animales. El cartel denotaba anteriores dificultades, vacas sin salida por culpa de coches estacionados. Un cartel que pedía respetar esa puerta en el campo, lugar de paso animal.
Una hora de subida por entre fresnos, hayas, pastos, muchas vacas, cuevas propias de estas rocas calcáreas, el sendero bien marcado que nos condujo al refugio de Vegarredonda. Ya no había árboles, sólo rocas calizas blanquecinas que enseñaban inimaginables formas cinceladas por el efecto erosionador del agua. El refugio estaba al mando de dos parejas no muy simpáticas. Luego lo captaste, palabras parcas, frases sueltas, evitar conversaciones y cualquier explicación que no estuviera escrita en las innumerables órdenes colgadas en los tablones de anuncios. Curiosidades: todas las mochilas se metían en jaulas metálicas, se subía al dormitorio sin botas ni bastones, arriba el espacio estaba tan aprovechado que no era recomendable para claustrofóbicos. Eso a ti te daba igual. Tú te hiciste tu composición de lugar y te adaptaste al medio. Como los demás. Al mediodía insististe en hacer la planificada excursión que tanto nos habían recomendado nuestros amigos guías. Nos esperaban varios regalos finales siempre que el tiempo fuera amable con nosotros. Mira que los días pasados la meteorología permitió disfrutar del sol pero el día anterior a nuestra llegada ya volvió a cubrirse con lo típico de la zona: niebla, lluvia, sol, nubes, y así son estos parajes. Un encanto que hay que aceptar y disfrutar. Eso nos planteamos en nuestra ascensión hacia el mirador de Ordiales. Roca y más roca a un lado y otro de la senda, formas recortadas, labradas, muchas cavidades por donde penetra el agua y destruye la caliza originando nuevos paisajes que a su vez dan lugar a otros. Y así seguirá siendo para disfrute tuyo también. Apreciabas mis descripciones, tocabas las superficies rocosas, te las imaginabas entre grisáceas y blanquecinas, llenas de oquedades que retenían el agua de la lluvia. Ibas bien guiada. Este terreno está lleno de cuevas, algunas usadas antes como refugio de pastores y ahora como protección de la lluvia, los espeleólogos se lo pasan muy bien por estas profundidades, un terreno kárstico pero duro y agreste para caminar, con el encanto de los riscos, de sus cumbres aptas para muchas actividades nombradas hoy como outdoor (¡no tendremos palabras en español!).

Ordiales

Subir al Ordiales nos sorprendió con estampas y postales para todos los gustos. Se va por una senda que forma un PR (pequeño recorrido, con marcas blancas y amarillas), con mucho té de roca por los lados, hierba comida por rumiantes y ya casi seca, allá arriba los corzos que nos otean en lontananza dibujando su silueta en las cumbres, un refugio abierto a merced de quien lo use, dolinas, más cuevas y el final del recorrido. El mirador de Ordiales maravilló tanto a nuestros amigos guías que nos convencieron para venir a compartirlo todos juntos. No paraste de interrogarme por el atractivo de este mirador en lo alto. Ahora te lo explicaré.
Nuestros amigos sabes que son, además de buenas personas, avezados excursionistas que pertenecen a un club de León que organiza salidas con abundantes explicaciones a cargo de expertos en flora, fauna y amplio conocimiento de los terrenos que pisan. El año pasado este grupo y otros de Asturias se reunieron aquí en otoño para homenajear a Pedro Pidal. ¿Quién fue? Un marqués asturiano fundador de los primeros parques nacionales españoles, amante de la naturaleza, escalador y personaje que el año pasado revivió por ser el acompañante de Gregorio Pérez, “El Cainejo” en la primera ascensión que se hizo al Naranjo de Bulnes, llamado por los asturianos el pico Urriellu. ¿Por qué aquí, en el mirador de Ordiales, donde estamos situados? Debajo de nuestros pies está enterrado Pedro Pidal, fue una decisión que tomó en vida. Un espacio montañoso resguardado por estas rocas que son el principio o final de este amplio valle por donde hemos venido, de origen glaciar. Detrás, cuando la niebla nos lo permite, apreciamos una de esas panorámicas que impresionan. Es el valle de Amieva, un pueblo asturiano situado allá abajo y al fondo, rodeado de prados con cabañas y una central eléctrica que aprovecha los recursos hidráulicos de la zona. Estamos en los Picos de Europa centrales, allá se vislumbra el desfiladero de los Beyos, a nuestra izquierda los Picos occidentales y, más a la derecha, los orientales, ya en Cantabria. Pedro Pidal tuvo buen gusto, me dijiste, su tumba es un motivo más para cumplir seguro que con uno de sus deseos: compartir la belleza de este paisaje desde el presente y hasta la eternidad. Aquí está él pero pronto completaremos el círculo. Mañana iremos a dormir al pueblo de su guía en la zona, a Caín, el pueblo más bajo de la provincia de León, con 480 metros de altitud.
De nuevo en el refugio, completamos el nublado día con mucha niebla, a seis grados de temperatura, diversidad de montañeros pero muy buen ambiente. Más amabilidad entre éstos que no entre los guardas del refugio. Observé que te gustó venir y darte cuenta de cómo se vive en un espacio así. Recuerdo que pensabas en lo poco que necesitamos a veces para existir, nos cabe en una mochila. Podemos prescindir de muchos lujos o comodidades. Tan cerca de todo lo que hay allá abajo y tan solos en medio de este pedregal. Y el gusto con que se aprecian cosas que no les damos importancia: una baraja de cartas, un café caliente, una cerveza, una cena, una infusión, una ducha cronometrada, un lavabo, una estrecha cama, la protección de un saco de dormir, un tejado donde resguardarse, un móvil con cobertura, una bombilla con luz.
La bajada para buscar el coche estuvo muy acompañada. Un incesante gentío subía y se dispersaría en tantos objetivos diferentes como nos relataban cuando nos saludábamos al pasar. Potentes cuádriceps, cargadas mochilas, bastones y varas de apoyo y la vista perdida en ese plan trazado antes. Muchas ilusiones que se cumplirían si las fuerzas y la suerte obtenían el beneplácito del buen trato que debía dispensar la montaña. Ella te ha de dar su permiso para que después se lo agradezcas una vez abajo. Deshicimos el camino, desfiladero de Los Beyos, zona de Sajambre (donde hay muchas rutas, entre ellas la Senda del Arcediano), puerto del Pontón, puerto de Panderruedas y acceso al valle leonés de Valdeón. Un valle muy castigado antes por la nieve, con pueblos aislados, un sitio noticia cada invierno. Ahora dicen que aquí también se nota el cambio climático y las modernas máquinas quitanieves. Ya no nieva como antes. Ya nadie queda aislado, aunque cada uno pueda estar solo en compañía o solo consigo mismo. La bajada a Valdeón nos sorprendió con el conocido mirador, ese espacio acondicionado como puerta de entrada al valle, para la foto de rigor y para admirar la grandeza de unas montañas relativamente próximas al mar.
Mientras descendíamos por la serpenteante carretera te expliqué el trabajo de un grupo de personas. Recogían hierba segada antes y ya seca. La amontonaban, la cargaban en el remolque del tractor y luego la guardarían para alimentar a los animales en invierno. Hoy ya quedan pocos que aún sigan con el oficio. Antes se segaba a guadaña y mucha gente fue la que le dio la fama que tiene el valle hoy de ganadero: vacas y cabras sobre todo. Te interesaste por las causas del abandono de estos ancestrales oficios. Buen tema, compañera. Causas: las nuevas generaciones han huido de oficios muy sacrificados, el campo y la ganadería ya no son rentables, la Comunidad Europea no para de invitar a abandonar aunque ponga el caramelo en la boca de las subvenciones, es mejor venir en verano y marchar, el turismo ha abierto la puerta al sector servicios. Recuerdo que te preguntabas en voz alta: ¿se nos van a acabar los jardineros del campo? No seamos pesimistas, te comenté, aunque luego me notaste cierto escepticismo. Hemos de tener una mentalidad abierta a los cambios que se avecinan, una evolución más rápida que la de épocas anteriores.

Caín

Los accesos a Caín desde Posada de Valdeón notaste su grado de vértigo por mis comentarios ante una carretera de montaña estrecha, donde sólo cabe un coche con la montaña a un lado y un precipicio sin ninguna valla quitamiedos. El río Cares al fondo es un buen colchón que puede parar a los despistados. Nuestra confianza la depositábamos en nuestros expertos guías. Ya sabían cómo disminuir el miedo que daban los últimos doscientos metros antes de ver el letrero de Caín. Es el pueblo más bajo de León, sus 480 metros se protegen por sus picos con neveros hasta en verano pero en Caín no nieva por su situación. El actual núcleo habitado se llama Caín de Bajo. Antes nos explicaron que había otro pueblo, al que un día visitamos, Caín de Arriba. Los cainejos bajaron por las mejores condiciones de vida que ofrecía el actual espacio y por los cambios de formas de vida que provocaban los nuevos tiempos. Te impresionó mucho cuando nuestros amigos nos dijeron que antes los cainejos no solían morir en su casa. Se despeñaban en sus actividades cotidianas: yendo a buscar las cabras, o sacándolas de zonas aéreas, transportando queso de un secadero a otro o a los mercados donde los vendían.
Caín nos recibió con varios monolitos y placas al otro lado del puente. En total y d emomento, cuatro. Descubriste luego a quién estaban dedicadas. Y me hiciste copiar todos los textos, que incluyo ahora:
- Primer texto:
o “A Gregorio Pérez “El Cainejo”: ‘ No hice más que colocar mis manos y mis pies donde Gregorio había puesto los suyos’. Pidal
1 de agosto de 2004
Los Montañeros de León
- Segundo texto:
o 1904-1974
El Cainejo
A Gregorio Pérez El Cainejo en el 75 aniversario – Primera ascensión al Naranjo de Bulnes
5 agosto 1979
- Tercer texto:
o El equipo de Al filo de lo Imposible, a Gregorio Pérez El Cainejo precursor de la escalada de dificultad en España que junto a Don Pedro Pidal escaló por primera vez el Naranjo de Bulnes
En memoria
5 de agosto 1904 – 5 agosto 1993
- Cuarto texto:
o A Gregorio Pérez (1853-1913)
Muy esforzado, valiente, generoso y leal compañero de Don Pedro Pidal en la primera ascensión al Naranjo de Bulnes, el 5 de agosto de 1904.
Homenaje del G.V.M.A
Agosto 1979

La deducción de tantos recuerdos es lógica. Es el orgullo de Caín a su paisano que fue quien ayudó al marqués a ascender por primera vez el Naranjo de Bulnes el 5 de agosto de 1904. Las placas no dicen que Pedro Pidal compró la cuerd que usaron en Londres, que llevaron dos botellas de vino, que una se la bebieron arriba y otra la dejaron para demostrarle a su rival francés que ellos ya habían llegado dos años antes que él, que para llegar al Naranjo tardaron dos días y que antes se entrenaron en un pico considerable. Hechos de un pastor que representa a tantos cainejos anónimos y a muchas personas que han dedicado su vida a cuidar de sus animales en el campo, sin importarles el tiempo u otras circunstancias.
Te puso muy contenta cuando conocimos a un nieto del escalador, un señor mayor que nos lo confirmó mientras fabricaba artesanalmente un rastro con una madera de un nogal que había sido roto por un alud de nieve. Estaba sentado a la puerta de su casa, con las mismas herramientas que habían usado sus antepasados. O la conversación que mantuvimos con otro señor mayor del pueblo. Gente que aún salen a vigilar sus cabras u ovejas por unos desniveles que hay que ver y andar para explicar. Este cainejo nos dijo que de su edad había treinta personas, que salían cada día y con unas piernas en forma. No se te olvida la vista y el olfato con que le predijo a otros excursionistas que no serían capaces de subir por donde pretendían. Al poco rato bajaron para confirmárselo. Pensabas en voz alta, te interesaba cómo sería la vida aquí antes, te costaba creer que se puede vivir sin tus comodidades, como si éstas hubieran estado siempre. Y admirabas a esta gente a medida que hablábamos con ellos y que nuestros amigos nos relataban los avatares de unos tiempos duros.
Caín nos ofreció esa ruta tan paseada, la del Cares, que ya conocíamos bastante, y también otras que tú no hiciste. Por ejemplo, la llamada Cuesta Duja, que sale de los primeros kilómetros de la senda del Cares. Te reías cuando yo explicaba el miedo que pasé, ese vértigo que pudo conmigo desde el primer momento y eso que yo había hecho ascensiones más difíciles. Fue el efecto psicológico de la primera subida muy en vertical con el precipicio del río Cares allá abajo. Pero la belleza de las cinco horas merecieron la pena. Mi respeto por estas cumbres calcáreas, mis limitaciones y un paisaje con niebla, con lluvia, con cabras y con árboles como hayas, tilos, robles y la seguridad de unos amigos que te guían y se preocupan por ti. Qué más pedir.
Caín ha cambiado desde las veces anteriores en que fuimos. Hay más hostales, un nuevo albergue, personas amables y hospitalarias, caminantes, excursionistas y los turistas de cualquier lado, y solteros. Dicen que hay veinte. También se ven chicas cubanas instaladas en el pueblo. Casas mejores, un entorno abierto a las visitas pero aún no demasiado domesticado para las grandes muchedumbres, con comidas contundentes como la fabada, las alubias con almejas, corzo, cabrito, trucha con jamón, ternera, pote. Un paisaje cambiante, típico de la vertiente norte y de Picos de Europa, unas montañas con tantas tonalidades como las que nos brindan los cambios de la meteorología, en especial el efecto de las cortinas de niebla que desdibujan los picos o los ocultan por partes, o el sol con sus matices desde el amanecer hasta el atardecer.
Te gustó este pueblo encajonado al final del valle de Valdeón, esa antigua construcción para cazar lobos llamada El Chorco de los lobos, la ermita de Corona, donde dicen que coronaron a Don Pelayo, y el queso de Cabrales y la mantequilla artesanal que compramos en Posada de Valdeón.
Bien sabes apreciar este modelo de ir por el mundo, parecido al de tantas personas que se buscan rutas a su gusto y condición. Unos días vividos en la zona de Pedro Pidal y de Gregorio Pérez, nuestro homenaje a ellos sin placas pero con cariño y respeto.

Turismos vacacionales

Eres joven pero ya has probado las mieles del turismo veraniego, ese que nos toca por derecho laboral aunque tú aún no cobres por tus estudios adolescentes. Sé que te esfuerzas y que te animan, te convencen con que el futuro es tuyo. Una chica lista y con muchas miras (no te rías por la frase tópica. Ves más de lo que crees)
Es la época de viajar, la moda de desplazarse, de moverse, de cambiar para volver igual o no. Titulares publicitarios de un día en los papeles diarios: “las otras vacaciones”, “imagina una isla”, “no te lo imaginas. Hazlo”, “vacaciones por descubrir”, “una oferta mítica”. Ofertas y superofertas que ponen a nuestro alcance el descubrir otros mundos, estén donde estén. Ver para contar, salir para demostrar, cambiar para volver, experimentar para explicar, captar para enseñar, gastar para vivir.
Así podría ser si no fuera que cada uno se hace o se imagina su experiencia y la vive como única, un deseo en el que fructifican los meses pasados y esos sueños que ahora se intentan convertir en realidad. Modelos turísticos hay muchos, tantos como vivencias. Ninguno es mejor que otro si quien lo ha escogido encuentra en él su paraíso temporal.
En esta exigencia social por salir sólo queda consolar a quienes no pueden probar esta fruta permitida para todos menos para ellos. Porque, a quienes no quieren salir, qué decirles: hartos de más de lo mismo, no hay nada nuevo bajo el sol, en la diferencia está la esencia, quedarse para abarcar más puntos de mira, la comodidad sin apenas riesgos, el moverse estándose quietos con tantos avances como hay, imaginarse un destino ideal, leer experiencias ajenas, asumir el ser de otra manera, o raros o fuera del común de los mortales en fechas tan señaladas para el ocio casi obligado.
No me veas como un aguafiestas con lo que viene a continuación. Quiero compartir contigo reflexiones adecuadas a una chica tan espabilada como tú. Juan José Lahuerta ha publicado un libro titulado “Destrucción de Barcelona”. Este autor se mete con ese tipo de turismo al que nos apuntamos nosotros, el turismo cultural, y dice que éste no es más que un eufemismo porque el turismo siempre es masivo y depredador por naturaleza. Te leí aquel recorte de EL PAIS con una cita textual suya: “El régimen nos obliga a viajar, el turismo es uno de sus máximos negocios y haber estado en alguna parte una condición necesaria en el esquema de nuestra alienación. Como turistas trabajamos en unas condiciones físicas y morales que ya no aceptaríamos en ninguna parte, y lo hacemos no ya gratis, sino pagando. El turismo no sólo nos conviene en los consumidores por excelencia, sino que hace de nosotros al mismo tiempo el productor y el producto, puros productos de la producción”.
Acabado mi párrafo me sorprendiste con el recuerdo a esa otra lectura que te hice hace unos días y que te sorprendió. ¿Te acuerdas? Se publicó en el diario parisiense LE MONDE el 12 de agosto pasado. Tranquila, te volveré a leer ese trozo que tanto te sorprendió. De entrada te enganchó la cita al libro “El idiota que viaja” del antropólogo Jean-Didier Urbain. Pero tu interés de aplicada estudiante adolescente aumentó con las siguientes líneas textuales: “..Las quejas contra estos turistas que viajan son innumerables. Son destructores, consumen los monumentos y los lugares que visitan. Favorecen la contaminación y obligan a crear instalaciones inútiles y costosas. Por su causa, los países de acogida fabrican identidades caricaturescas y estereotipadas. En resumen, el turista es un invasor que paga, el último avatar dela globalización. Pero, ¿quién es el turista? Es siempre el otro, aunque en realidad todos nosotros hemos sido o seremos turistas” Una cita que nos hizo pensar y te provocó un análisis de nosotros y de los demás.
Más adelante, cuando casi habías olvidado filosofar sobre turismos y vacaciones, recuperé el tema desempolvando un texto sacado de mi desordenado simulacro de archivo de recorte de diarios atrasados. Un artículo del gran Vicente Verdú titulado “La vacación y yo”, en EL PAIS del 20 de julio de 2000. Como mis ideas son limitadas alimento las tuyas con esta cita: “La vacación es la emancipación, la suspensión delos valores que configuraban la reiteración de la cotidianeidad. La vacación – decía Edgar Morin – es la vacación de los valores, y así se logra el valor de la vacación. Pero, a su vez, las vacaciones producen unos valores nuevos, y, entre ellos, el más visible es la preeminencia ególatra y narcisista del yo”.
Calidad de vida, logros sociales, descanso merecido, parón vital, cambio de chip y olvidar por días que septiembre aún queda lejos. Pero, poco a poco, se acerca.

Querida compañera, felices y pensativas vacaciones.

Derechos de autor y autores con derechos

Al caer el sol los de siempre extienden sus paños cargados de copias pirata por los lugares habituales. Siempre están donde se les vea, donde puedan mostrar su pan de cada día y ofrecérselo a aquellos transeúntes que se alimentan con sucedáneos copiados del original. Cuando se quejan las tiendas oficiales se les persigue, más que nada porque también dicen que afean la imagen oficial de la ciudad.

Cuando amanece las casas de discos ponen en marcha sus máquinas productoras de canciones, su estructura organizativa legal de la que saldrán productos que también alimentarán los gustos musicales pero no de transeúntes, sino de compradores con IVA incluido. Por todo ello a los autores apenas les quedará menos del diez por ciento de las ventas pero, claro, estos en vez de rebelarse contra los auténticos usureros que disponen de la maquinaria, se enfrentan con la pobreza callejera y la culpan de sus males monetarios, como si ellos fueran los causantes de que los cantantes trabajaran para las pingües cuentas de resultados de multinacionales con sede más allá del mar.

Durante las veinticuatro horas de cada día, internautas del orbe conectan sus máquinas y montan un mercado de intercambio virtual, símbolo de la democracia más participativa que en una sociedad comercial hubiera (pero, claro, atentando contra sus normas mercantiles más especuladoras). Todos conjugan el verbo “grabar” sin fallar en ningún tiempo, mientras su trueque molesta a los dominadores oficiales del entramado montado en torno a la música.

Multinacionales, sociedades generales de autores (o sea, gremios defendiendo sus intereses: los de ellas), gobiernos y algunos autores ven peligrar los márgenes comerciales e impuestos afines y, en vez de comprender fenómenos anteriores y, si es su modelo, luchar contra la marginalidad con ideas innovadoras, todos juntos imploran por los derechos de autor. Siempre lo mismo: unos autores tienen más derechos que otros cuando el mercado que los domina se siente amenazado. A veces alguien les ilumina su modelo ya envejecido y cualquier Apple con su Ipod o Gilberto Gil con sus derechos compartidos, u otras empresas de venta de canciones por Internet, les descubren lo que se niegan a ver.

Imploran a los derechos de autor por obras en vinilo empaquetadas en celofán y con el código de barras puesto. Bien está que lo hagan si no fuera que habría que ver el conjunto de lo que implica ser autor y tener derechos. Porque Internet está llena de grandes ideas, de personas que ofrecen sin recargo sus brillantes genialidades, que comparten sus conocimientos gratis y nunca imploran derechos de autor. Quizá haya muchos ideólogos de piezas musicales que se hayan inspirado en un texto de internet, en una conversación oída en cualquier sitio o en una reflexión leída y nunca se le pasó a la voz de su amo extenderle un talón bancario como señal de pago por los servicios prestados. Hechos similares ocurren con tertulianos y opinadores profesionales, amantes del refrito que más se aplaude o del grito más populachero, los cuales se nutren de opiniones ajenas, de ideas fruto de llamadas telefónicas, de SMS, del correo electrónico o de artículos que cazaron al vuelo. Y tampoco se les ocurre otra cosa que cobrar su “actuación intelectual” sin avergonzarse por ello.

Todos los autores tienen derechos, incluidos aquellos que comparten ideas, quienes ayudan a pensar sin cobrar, quienes enseñan, quienes corrigen o producen algo y nunca recibirán nada a cambio. Y también y por encima de todo, los que tuvieron que abandonar su país y no les queda más remedio que extender por los suelos copias de ideas ajenas, porque las suyas propias no cotizan ni quieren ser escuchadas, en un mercado bastante marginador con el pobre o con el que no aparenta la última tendencia que pide la multinacional de turno o la “clase” intelectual de los allegados al poder.

¿Las lenguas y los bienes económicos se relacionan?

Hoy aparece un artículo en el diario catalán AVUI que no tiene desperdicio. Muchos pensamos que más importante que el soporte, el idioma, es el contenido y la convivencia, pero siempre hay alguien que publica otras versiones que abundan en los respetos lingüísticos humanos. Hoy, 7 de abril, en la página 65 de la sección SERVEIS, en una minisección titulada "Llir entre cards" aparece un artículo de Salvador Sostres bajo el título de "Parlar espanyol és de pobres" (Hablar español es de pobres). Permitidme la licencia de no traducirlo al castellano por falta de tiempo por mi parte. Os facilito un muy buen traductor llamado http://www.internostrum.com para que os lo convierta en castellano mejor que yo.
Os lo añado aquí, sin el permiso del autor, (disculpas Salvador Sostres, si quieres lo quito):
http://www.avui.com/avui/diari/docs/index4.htm
LLIR ENTRE CARDS
Parlar espanyol és de pobres
Salvador Sostres
A Barcelona fa molt hortera parlar espanyol, jo només el parlo amb la minyona i amb alguns empleats. És de pobres i d'horteres, d'analfabets i de gent de poc nivell parlar un idioma que fa aquest soroll tan espantós per pronunciar la jota. Aquests que no parlen en català sovint tampoc no saben anglès, ni francès, ni qui és monsieur Paccaud. Però no només a Catalunya l'espanyol és un símptoma de classe baixa. L'amic Riera em facilita aquestes dades de l'ONU del 2002. Renda per càpita de Noruega, 36.600 dòlars; Dinamarca, 30.940; Islàndia, 29.750. Tots tres països riquíssims, amb economies internacionalitzades i llengües més petites que la nostra però que les parlen sense complex. Contra aquesta absurda creença que el català ens tanca portes, aquestes dades prou eloqüents de si serveix o no serveix una llengua minoritària. En canvi en el meravellós món hispànic la pobresa és l'única dada. La mitjana dels 13 principals països americans que tenen l'espanyol com a llengua, comptat des de l'Argentina, Xile i Mèxic fins a Nicaragua, Hondures i l'Equador, és de 6.209 atrotinats dòlars de renda per càpita. Catalunya parlant català i malgrat l'espoli fiscal infligit per una Espanya que no té ni la decència de publicar les xifres del robatori, té una renda de 26.420 dòlars. Hem de triar model: Noruega o afegir-nos a la caravana de la misèria. Només cal veure com les zones més riques de l'Estat tenen una altra llengua pròpia: i és evident que l'Estat el mantenim, pagant molt i molt, els que no parlem en tercermundista. És veritat que en espanyol s'han escrit pàgines d'una bellesa emocionant, però el destí dels països que el parlen ha estat històricament d'una fatalitat irrevocable. Parlar espanyol sí que tanca portes, i destins: mira. L'independentisme a Catalunya està absolutament justificat encara que només sigui per fugir de la caspa i de la pols, de la tristesa de ser espanyol.

A continuación reproduzco la Carta al Director que le acabo de enviar al diario AVUI:
Senyor Director:

L'article del dilluns 7 d'abril del seu col.laborador Salvador Sostres, a la secció SERVEIS, dins la columna "Llir entre cards" i titulat "Parlar espanyol és de pobres" crec que està amparat per la llibertat d'expressió que tots tenim però no pel respecte als més elementals drets humans, com és el de la parla i el de no aixecar falsos testimonis en general. Com usuari del català i del castellà considero ofensiu aquest text, i si l'autor el vol justificar com una producció intelectual amb la qual va voler aconseguir un to irónic especial, ho sento però el seu contingut està per sobre de les més elementals normes de convivència.
D'altra banda, felicito al "ric" del senyor Sostres però els seus raonaments per justificar que és ric són d'una simplesa tremenda. Per la meva banda, estic a favor dels pobres i respecto als rics però no m'identifico gens amb un text que a on millor hauria de ser-hi és a un jutjat "mental" de guàrdia, tot i que també està molt bé que es publiqui per saber fins a on es pot arribar quan, a lo millor, per agradar a una immensa minoria i omplir un article, s'han d'inventar esnobismes sense sentit.