Salamanca, entre cumbres y papeles
No lo sabes aún, Salamanca es una joya en las tierras castellanas. Una ciudad admirada y admirable, situada en un extremo, lejana a muchos sitios y llena de realidades diversas como los campos que son un tejido de encinas, llanuras, dehesas y sierras; toros, cerdos, emigración, molinos de viento, esquí, desindustrialización, escuelas de verano, turismo lingüístico, estudiantes; con el paisaje fronterizo con Portugal, Extremadura y otras culturas lejanas que no entienden una ciudad llena de historia y de ilustres intelectuales, escritores y pedagogos.
Salamanca, noticia por el centenario de su plaza única, de actualidad por cumbres hispanoamericanas de mucho hablar y dudas ante la efectividad práctica de tanta oratoria. Salamanca, vista con mucho recelo desde Cataluña por unos papeles que pocos conocen y menos los políticos que más chillan para su (obligada) devolución. Devoluciones y restituciones, se supone que son justas, tanto como otras piezas religiosas que alguna provincia catalana debe devolver a una diócesis aragonesa y no están de acuerdo. Devolver lo que no es propio, difícil operación.
No se ven las realidades igual desde uno u otro lugar.
Salamanca, donde se cuida y se enseña la lengua castellana por tradición, debería echar mano de tantos lingüistas que acoge para descifrar tantos significados de tantas palabras como hoy cada uno interpreta a su gusto. O sea, mirando de fronteras hacia adentro. Vamos, con estrechez de miras.
Acuérdate, yo quiero mucho a Salamanca. Cuando vayas cuéntamelo.
Salamanca, noticia por el centenario de su plaza única, de actualidad por cumbres hispanoamericanas de mucho hablar y dudas ante la efectividad práctica de tanta oratoria. Salamanca, vista con mucho recelo desde Cataluña por unos papeles que pocos conocen y menos los políticos que más chillan para su (obligada) devolución. Devoluciones y restituciones, se supone que son justas, tanto como otras piezas religiosas que alguna provincia catalana debe devolver a una diócesis aragonesa y no están de acuerdo. Devolver lo que no es propio, difícil operación.
No se ven las realidades igual desde uno u otro lugar.
Salamanca, donde se cuida y se enseña la lengua castellana por tradición, debería echar mano de tantos lingüistas que acoge para descifrar tantos significados de tantas palabras como hoy cada uno interpreta a su gusto. O sea, mirando de fronteras hacia adentro. Vamos, con estrechez de miras.
Acuérdate, yo quiero mucho a Salamanca. Cuando vayas cuéntamelo.
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