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el informador informal

Domingos tarde, fin y principio

Mucha gente los teme. Anuncian el fin de lo esperado y el preámbulo de otra semana laboral. Volver otra vez. Aún parece lejos pero se acerca. Atrás las ilusiones del viernes por la tarde y, casi sin darse cuenta, ya es domingo tarde.
Tú despides tus fiestas, rebobinas lo que explicarás el lunes a tus colegas, verdades, medias verdades o exageraciones almibaradas. En la adolescencia cualquier inicio de un buen rollo es algo más grande cuando se cuenta a escuchantes amigos. Son dos placeres, vivirlo y contarlo. Y si causas envidia ajena, el placer se dispara. De grandes, con familia, las explicaciones son de buenos momentos también pero ya aparecen percances varios: de salud, de incidentes, de hijos e hijas, de familia. O del tiempo que te jugó una mala pasada y te coartó ese plan soñado.
Volver el lunes es abrir una nueva puerta vital a hechos previstos y a sorpresas que se convertirán en vivencias y recuerdos cuando llegue el viernes. Sólo por las incógnitas del día siguiente, por los planes, por ese guión no escrito que se cumplirá, por la gente que te rodea y seguro que te aprecia, por quien confía en ti y por el carpe diem de nuestros clásicos, te recomiendo que abras los ojos. No te rías que no me meto contigo. Abre tus sentidos. Alguien decía que los lunes debíamos adornarlos con alguna cosa especial que nos creara ilusiones o nos recompensara por encararlo como el inicio de un nuevo tiempo.
La tarde del domingo puede ser el trampolín que nos lance a otras aventuras.
Ya me las explicarás el viernes.

1 comentario

waka -

Me parece curioso. Desde que estaba en primaria he tenido cierta aversión a los domingos por la tarde. Es lo que llamé siempre "sindrome de domingo por la tarde". El ocaso del fin de semana siempre fue para mi algo desagradable de vivir, no quería que llegara el lunes.

Un saludo