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el informador informal

Allí tus anfitriones, aquí huéspedes

 Bueno, es una exageración. Una de esas figuras literarias que estudias. Me refiero a la buena acogida que te dieron los africanos en tu estancia estival. Ni todos te acogieron ni tampoco todos vienen a nuestro país. Ya me entiendes, es una forma de hablar.Puestos a exagerar, me gustaría saber cómo reaccionarías si un día te dicen que un grupo de jóvenes del poblado en que estuviste se monta en un cayuco, llega a una isla canaria y, al cabo de unos días, te enteras de que los han trasladado al barrio antiguo de Barcelona y malviven allí sin nada, y menos sin atisbos de un futuro esperanzador. Como sé que te dejas llevar por tus excelentes sentimientos, me imagino que movilizarías a tu gente para atenderlos lo mejor posible. Pues algo parecido no sólo pasó sino que tendrá que repetirse para buscar soluciones a tantas personas que son acogidas en Canarias. Ellos ahora son nuestros huéspedes. Cómo nos mirarán, qué pensarán ante tanta opulencia y derroche. Tanto para los demás. Una primera ilusión que dicen que tienen. Disponer de un teléfono móvil. Así dan a entender que son alguien. Están disponibles porque tienen un número de referencia. No tanto para gastar en llamadas. Más bien para distribuir el número y esperar a ese tono que les pueda colmar sus esperanzas. De momento tienen hambre y otras necesidades básicas no cubiertas.Tú explicabas la fe africana en llegar a Barcelona. Fíjate lo que hace la distancia. El Barça era sinónimo de ciudad, de cambio, de Europa, de mejora, de trabajo, de dinero, de enviarlo o de esperar que ellos vengan para acá. Barça: una palabra con más significados en su lengua. Aquí, una referencia indiscutible. ¡Visca el Barça i Visca C...! El grito patriótico que cierra discursos públicos hasta de los más extranjeros blaugranas. Representa mucho esta ciudad. Admirable, envidiable, moderna, turística, abierta, etc, etc, etc. Dejémoslo así porque la retahíla de adjetivos que se le aplican sería muy larga. Un ejemplo, dicen. Sin embargo, te asustaste cuando el otro día te leí la opinión del editor Jordi Nadal en el diario EL PAÍS (lunes 21 de agosto). Te la leo de nuevo en voz alta, con la pregunta: “¿Cómo ve Cataluña? Dormida. Y Barcelona es una de las ciudades más apalancadas que conozco. Se debate si será la Helsinki del Mediterráneo, como decía Manuel Castells, y me parece que, si seguimos así, acabará siendo la Santander del Mediterráneo” Supongo que te parecerá duro. Los africanos me imagino que tienen otros temas más básicos en que pensar. La duda está en cómo despertarla. He saquí su respuesta: “Cataluña será emergente si existe permeabilidad social, si ahorra, si no viaja para confirmar sus prejuicios, si aprende del futuro, si toma lo mejor de Asia, si valora el mérito del estudio y piensa más a largo plazo. Menos tertulias, más investigación, más escala social, más exportación, menos turismo y más viaje de prospección. Si no cambiamos los parámetros, esto no va. El futuro me asusta”.Pues si a Jordi Nadal le asusta el futuro, qué dirán nuestros huéspedes africanos. Ellos, símbolos de muchas cosas, quizá sean nuestro mejor futuro. De hecho, tantos de tantos pueblos y lugares ya son un presente indispensable para nuestra calidad de vida. ¿Estamos apalancados?

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