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el informador informal

Visto, oído, admirado y estimado maestro: adiós, Eduardo Haro Tecgeln

Tú sólo lo conocías porque yo te había enseñado algunos de sus artículos de su sección diaria “Visto/Oído” en el diario EL PAIS. Eduardo Haro Tecglen ha sido una de las personas sabias que yo más he admirado. Le he leído con admiración, aunque a veces no estuviera de acuerdo con sus ideas. Otras veces, su vasta cultura me impedía acercarme a sus razonamientos.
Estoy seguro que a ti también te hubiera atraído su figura. Debías haberlo seguido. Yo le conozco desde mi adolescencia. Más o menos cuando era como tú. En aquellos tiempos del franquismo me abrió los ojos con mi adorable revista, la suya, llamada TRIUNFO. Era una bocanada semanal de aire fresco. Eduardo estaba detrás, con ese aire escéptico, pesimista en ocasiones, liberal, respetuoso hasta el máximo, rojo, razonador de unos pensamientos que se perdían en su inmensa cultura. Llegaba a extraer aprendizajes de la muerte de varios de sus hijos, aconsejaba con moderación y siempre la sorpresa matinal era la misma: saber qué diría Haro. O qué habría visto en el teatro y que nos lo haría imaginar en una de sus habituales críticas de este arte en el que él tantos reflejos vitales veía.
Estoy muy triste porque la muerte de gente como él te deja un poco más ciego. Él era una luz segura. Cuando cumplió 80 años, o sea, el año pasado, su familia le regaló un blog. Lo anoto aquí. En él aparecen sus escritos y una primera nota de su mujer en la que anuncia su muerte. Aquí se acumulan comentarios. En general son excelentes. Pero los hay muy irrespetuosos, irreverentes, representativos de la otra España que le recuerda viejos artículos propios o su cólera contra lo que no podía aguantar. Así es este país. Haro los respetaba. Seguro.
Hoy no he podido menos y yo también he dejado mi comentario en su blog. Te lo ofrezco aquí. Un texto inmediato, lleno de emoción porque he perdido a un auténtico maestro. Nunca te olvidaré.
Y te releeré, seguro. Maestro. Eduardo Haro Tecglen

Mi comentario de hoy en su blog:

La muerte siempre llega pero nunca nos imaginamos el momento. Eduardo se ha ido, es cierto, pero su espíritu y sus ideas siempre estarán en mí. Ante un acontecimiento muchas veces pensaba: "¿y de esto qué pensará Eduardo?.
Uno de mis mejores maestros, Eduardo, me enseñó a interpretar la realidad desde que leí por primera vez la revista TRIUNFO, cuando yo era muy joven y él muy sabio.
Perdí la inocencia sobre esa realidad gracias a él sobre todo. Y fui creciendo con sus escritos en EL PAIS, sus comentarios en la SER y sus libros. También atendí a sus opositores. Él también lo hacía y fue una de sus grandes enseñanzas.
Visto, oído y muy querido maestro Eduardo. Siempre vivirás en nosotros.
Y mira que si, encima, con las investigaciones que hagan con tu cuerpo, encima nos curas, ¿qué más te podemos pedir?
Por : Evaristo el Miércoles 19 de Octubre de 2005"

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