La biónica digital que queremos que nos domine
La adaptación a las nuevas tecnologías y a los incesantes avances de todo tipo produce ya una nueva forma de ser en sociedad y en privado de muchas personas. Nuevos productos ya se han convertido en apéndices de nuestro cuerpo y órganos sensoriales condicionantes del pensamiento.
No hace muchos años la biónica se planteaba como muy futurible y cualquier adelanto que mejorara las condiciones vitales era recibido como una ayuda que nos conduciría a vivir más y mejor. ¿Era la persecución de la inmortalidad de la mano de los avances científicos aplicados al cuerpo humano?. El cuerpo tendría piezas de repuesto para cuando la auténtica dejara de funcionar bien. Las medicinas eran un seguro de vida, como sin fueran un Dios que pasaban a la práctica curativa los garabatos médicos.
Hoy ya no hace falta soñar con aquellos idealismos. Ya tenemos tantos inventos que han pasado a ser unos intermediarios entre la realidad y nuestras percepciones más íntimas. Si miramos al entorno, a las pruebas nos remitimos: adornos corporales, perfumes, maquillajes, disfraces cosméticos, metales colgados o pinchados de cualquier sitio imitando a las tribus africanas pero siendo del Primer Mundo,y, por supuesto, los instrumentos tecnológicos de todo tipo y condición: móviles simples, portátiles de diversos tamañaos, reproductores de música MP3, cámaras de fotos digitales, móviles con vídeos o fotos, etc.
A menudo los sentidos los traspasamos a estas tecnologías, se han adaptado a su forma de ver la realidad que sólo conocemos lo que pasa mediatizado por estos aparatos. ¿El mejor recuerdo está en la foto difital o en impresión emocional que se archiva en la memoria? Todo se complementa pero la tendencia es más al almacenamiento exterior que a la vivencia interior. ¿Es malo? Es diferente, propio de los avances que nos introducen "por todos los sentidos".
La Iglesia católica y el actual parque temático del Vaticano son un ejemplo más que no le hacen sombra a cualquierotro sitio donde dirijamos nuestra tecnología. Juan Pablo II supo muy bien trasladar sus aprendizajes y aficiones teatrales al mundo de la comunicación, de la imagen, de la promoción y de las multitudes. Una buena técnica, al mismo nivel que cualquiera que pretenda tener éxito con sus productos o ideas. Una estrategia tan acertada o deafortunada como las que nos rodean: en la política, en la publicidad, en la enseñanza, en cualquier fenómeno social. Sin embargo, sus fieles han sabido practicar con toda la parafernalia tecnológica ante su presencia ya cadáver. Los segundos que pasaban delante muchos los aprovechaban para verlo por detrás de un visor. La foto mejor que la simple vista. Es el ojo electrónico, quizá más seguro que el real. Son manifestaciones diarias en las que todos estamos dentro. Por ejemplo ahora, el teclado de este ordenador como prolongación del pensamiento que se escribe.
¿Son síntomas de las uniformidades del desarrollo?
No hace muchos años la biónica se planteaba como muy futurible y cualquier adelanto que mejorara las condiciones vitales era recibido como una ayuda que nos conduciría a vivir más y mejor. ¿Era la persecución de la inmortalidad de la mano de los avances científicos aplicados al cuerpo humano?. El cuerpo tendría piezas de repuesto para cuando la auténtica dejara de funcionar bien. Las medicinas eran un seguro de vida, como sin fueran un Dios que pasaban a la práctica curativa los garabatos médicos.
Hoy ya no hace falta soñar con aquellos idealismos. Ya tenemos tantos inventos que han pasado a ser unos intermediarios entre la realidad y nuestras percepciones más íntimas. Si miramos al entorno, a las pruebas nos remitimos: adornos corporales, perfumes, maquillajes, disfraces cosméticos, metales colgados o pinchados de cualquier sitio imitando a las tribus africanas pero siendo del Primer Mundo,y, por supuesto, los instrumentos tecnológicos de todo tipo y condición: móviles simples, portátiles de diversos tamañaos, reproductores de música MP3, cámaras de fotos digitales, móviles con vídeos o fotos, etc.
A menudo los sentidos los traspasamos a estas tecnologías, se han adaptado a su forma de ver la realidad que sólo conocemos lo que pasa mediatizado por estos aparatos. ¿El mejor recuerdo está en la foto difital o en impresión emocional que se archiva en la memoria? Todo se complementa pero la tendencia es más al almacenamiento exterior que a la vivencia interior. ¿Es malo? Es diferente, propio de los avances que nos introducen "por todos los sentidos".
La Iglesia católica y el actual parque temático del Vaticano son un ejemplo más que no le hacen sombra a cualquierotro sitio donde dirijamos nuestra tecnología. Juan Pablo II supo muy bien trasladar sus aprendizajes y aficiones teatrales al mundo de la comunicación, de la imagen, de la promoción y de las multitudes. Una buena técnica, al mismo nivel que cualquiera que pretenda tener éxito con sus productos o ideas. Una estrategia tan acertada o deafortunada como las que nos rodean: en la política, en la publicidad, en la enseñanza, en cualquier fenómeno social. Sin embargo, sus fieles han sabido practicar con toda la parafernalia tecnológica ante su presencia ya cadáver. Los segundos que pasaban delante muchos los aprovechaban para verlo por detrás de un visor. La foto mejor que la simple vista. Es el ojo electrónico, quizá más seguro que el real. Son manifestaciones diarias en las que todos estamos dentro. Por ejemplo ahora, el teclado de este ordenador como prolongación del pensamiento que se escribe.
¿Son síntomas de las uniformidades del desarrollo?
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