Fondos benéficos
“¿Que si les llegan muchos fondos benéficos a aquella buena gente? Muchos, a veces excesivos y a veces nada. Pero hay sitios en que nadie los controla. No en todos”.Recuerdo este inicio de la conversación que mantuvimos el otro día. Hablaban en la televisión de que un brillante equipo de fútbol había renunciado a una millonaria oferta por poner determinada publicidad en su camiseta. A cambio, tuvo la genial idea de lucir las letras de una insigne institución internacional de ayuda a la infancia.Se me ocurrió alabar tan gran idea, igual que tantos desprendidos empresarios o gentes importantes que hacen grandes donaciones para beneficiar a muchos o a todos. Investigaciones para curar enfermedades, para conocer procesos, para resolver problemas, para facilitar tecnología o para dar ánimos a tantas personas necesitadas de consuelos físicos y emocionales. No te gustó del todo mi discurso.No te conformas con convencer a ricos, especuladores o multinacionales para que den parte de sus ganancias. Siempre sugieres posibles rentabilidades. No lo niegues. Sin ir más lejos, no hace mucho sospechabas de ese gran club. Es un golpe de imagen para hacer realidad que es más que un club. Rentabilizará la renuncia económica a tamaña publicidad con un reconocimiento general que atraiga a empresas a su Fundación. Ser el bueno esconde algo. Todos los magnánimos siempre esconden algo, a Hacienda o a quien sea. Dices esto porque has visto otra realidad. En ese país de tus vacaciones africanas te hablaron de jefes enriquecidos con tantas dádivas internacionales. De barcos en que se pudre la ropa que regalamos. De trigo que se lanza al mar o alimenta a los dictadores de turno. De todo lo dado con caridad que se revende al mejor postor.No, no tanta ONG, no tantos fondos privados que no aportan las instituciones internacionales (esa de la camiseta, también), no tantos estímulos navideños a ayudas varias. Más estar con la gente, más repetición de las acciones de muchos misioneros, voluntarios y cooperantes. No puede ser que nos reconfortemos y justifiquemos nuestras conciencias con estas hazañas tan bondadosas.Tranquila, imagínate que esto no ocurriera. Piensa en cómo estarían sólo con esas cifras de las instituciones burocráticas creadas al uso (ésa, también). Dices que no la viste por ninguna parte. Ahora la conocerás por una camiseta. Aquí quizá se hable más del club que de esa organización. Pero algo es algo.Gestos para opinar, buenas ideas para arreglos varios. La beneficencia no tiene límites.Mientras, las cifras que nos regalan cada vez son menos esperanzadoras. Desconocemos si están maquilladas. Suavemente negativas. Y nos las transmiten así, tal cual. Son los mismos de las siglas de la camiseta. Ánimo que pronto empiezas tus nuevos estudios. Ya hablaremos de ellos. Y nunca mejor dicho. Ciencias de la Comunicación. Seguiremos comunicándonos. Buena eres tú para no hacerlo. Aunque sea para criticar al equipo de tus amores. Eres contagiosa.
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