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el informador informal

¿Qué globo inflamos hoy?

 

El aire se llena de aquellos globos que alguien construye y la opinión pública magnifica. Se llenan de aire, se grandan, vuelan y, cuando se deshacen, se olvidan o alguien los destruye, desaparecen de la vista. Pero no del todo. En cualquier momento baja la presión atmosférica, hay un cambio de viento o cualquier circunstancia no identificada y, de nuevo, aquí están.

Por el aire y por las redes circulan sin parar flujos que alguien engancha en un palo y se los da a cada persona para que ese incipiente globo lo sople, lo agrande y, todos juntos, hagan una gran masa de aire capturado. 

No hace tanto tiempo la guerra de Irak fue un referente universal que aún colea. Le siguieron muchas noticias relacionadas con el estado del planeta y con el cambio climático (por mucho que le pese a un conspicuo expesidente del gobierno español).  El hundimiento del Prestige desencadenó oleadas de análisis, informes y más informes confirmaron el desastre del clima y auguraron un pésimo futuro. En medio, de vez en cuando surge el Sida o África o incluso hoy una conmemoración relacionada con la ocupación del Sahara. Pero los globos siguen hinchándose.

Cuando tocó hablar de la boyante economía, hasta el menos útil negociaba al alza con cualquier trozo de terrero o ruinas deshabitadas para hacerse de oro. Y lo contaba como si de un héroe se tratara, mientras el banquero sin escrúpulos le ofrecía lo que quisiera a plazos. Coches con aros o con estrellas,  cayennes y demás ostentaciones aparecieron por doquier. A menudo eran un símbolo del ladrón que iba dentro, adornado con mucha gomina, gafas negras, traje oscuro y patillas en forma de tiras ,mientras el móvil de última generación vomitaba incautos interesados en pisos que le  regalarían más dinero fácil. APIs más que bares, carteles de se vende, se construye, se promociona, se roba de forma legal. Este globo era tan grande que explotó y, como muy bien explica Leopoldo Abadía, demostró la desfachatez de la supuesta ingeniería financiera global. 

Ahora se hincha el globo Barack Obama, el futuro presidente de EEUU. Se llena del aire de las promesas y de las esperanzas de un cambio general. Se duda si es un producto de la nueva comunicación digital global, si está hecho a medida de las demandas de un mercado que quiere más justicia, más igualdad y más solidaridad en el país que más contamina, más derrocha y más guerras paga. Sus pobres, chicanos, razas de todos los solores, gentes sin seguridad social ni trabajo ni papeles ni derecho a nada también se han unido a tantas personas que sus sueños los proyectan en Obama. El globo está muy hinchado, aunque dentro de él hay muchas más aspiraciones de las que este rey mago podrá tocar con una varita mágica llena de dificultades: con su tendencia al centro y a la derecha en casi todas sus aspiraciones. La izquierda, no obstante, ya se conforma con esto después del legado del anterior mandatario. De todas formas, no deshinchemos el globo. 

Hay que estar atentos. En el cielo aún hay mucho espacio libre. 

Mientras todos los sectores económicos se quejan y piden ayudas, no recuerdan la época de las vacas tan gordas que sus ganancias eran vergonzosas. Acostumbrados a la buena vida, a la cuenta de resultados abultada, olvidan que los negocios no son garantía de que siempre hay que ganar tanto. Y que la reducción de beneficios debería ser incompatible con la reducción de quienes tanto dinero les dieron: los trabajadores.

Atentos al próximo globo que inflaremos entre todos. 

 

 

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