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el informador informal

los coches nos consumen

Ayer estabas muy indignada con el tratamiento de las catástrofes y de las penalidades de la gente, por parte de las televisiones sobre todo. Pues yo coincido con tu interpretación. Quizá lo razonaría más en su globalidad. De todas formas, eres lista.
Hoy, si quieres, aprovecho una de las consecuencias de las catástrofes de los golfos (se entiende, de los golfos de México y el Pérsico) para recordarte en voz alta otra visión de los coches. Ya sabes, problemas en los golfos y subida de carburantes.
Oír la justificación del aumento de precios y, a continuación, que el mes de agosto pasado, se incrementaron las ventas de coches parece de masoquistas. Debemos serlo los que disponemos de vehículo. Cada vez creo que somos víctimas del engaño de la comodidad y de la libertad. Yo, el primero. Pero tu generación ya se ve que nos imita y en este tema también va pisando fuerte (el acelerador también).
El asfalto lo domina casi todo, o sea, inversión pública. Más y más carreteras o su mantenimiento. Menos árboles, menos cultivos o tierras yermas y más vías. Las superficies de aparcamiento son más asfalto gratis o pagando. Las calles y las aceras, el reino de las cuatro ruedas. Piensa en las dificultades que tienes tú para andar cada día. La economía, tú me lo repites a menudo, la hemos basado en el ladrillo, en el coche y en el made in China o aledaños. Pero, eso sí, el culto al coche por encima de todo. Ya se encargan nuestros banqueros, anunciantes y fabricantes de ponernos la miel en los labios con bajos préstamos para saciar nuestro ego dentro de las cuatro ruedas e imitar a tantos fernandos alonsos como hay.
Atascos, muertes,inversión en la máquina, accidentes, paga revisiones y talleres, tetrapléjicos, no hay aparcamiento, tienes que pagar, vigila con la grúa y con la policía, cuidado con las rayas continuas, no hables por el móvil, abróchate el cinturón, alerta con los radares o helicópteros, coloca los triángulos, ponte el chaleco, el alcohol ni probarlo, paga los seguros, no te olvides del impuesto de circulación, guárdalo no te lo rallen o te lo roben, mira cómo por el mismo precio cada vez echas menos carburante, esto es una tomadura de pelo, vivimos engañados, adoramos al becerro con ruedas, somos un pozo sin fondo para castigarnos con impuestos directos e indirectos, los centros de las ciudades ya son peatonales, en muchas aceras ya ni se puede uno poner, las zonas de carga y descarga están a tope, las multas llegan al menor descuido. Parece que nos odian en todos los sitios y no valoran que los coches son oficinas de recaudación de toda clase de impuestos.
A pesar de todo, nos alucinan los escaparates de los concesionarios de coches, los anuncios televisivos o las carreras de fórmula uno.
O sea, estamos dentro de un proceso simbiótico.
Pagamos la comodidad y la libertad a precio de oro o con la vida pero seguimos suspirando por la ilusión de otros mundos encerrados en cuatro chapas. No hay quien nos entienda.

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