Blogia
el informador informal

Vadeando el río de las informaciones

Tú por joven y yo por segunda hacia la tercera edad, ambos nos estamos aprovechando de esta herramienta que es Internet para imitar a millones de personas que ahora harán lo mismo. Enviar mensajes, chatear, escribir en la web o alimentar el diario personal que te regala cualquier empresa de blogs. Gracias, Blogia, por dejarnos publicar obviedades y pensamientos, válidos para dar a conocer nuestro eterno diálogo a quien no le moleste perder unos minutos al día. Perdemos tantos...
Unos venimos de otros tiempos y otras estáis en este tiempo dado a estar a la última. Tu instituto en esto de ordenadores no te quejarás. O sea, que en teoría tus profesores pretenderán prepararte para un presente que estamos tecnificando de forma muy rápida. Todo más deprisa que las oportunas reflexiones sobre el fondo y la forma de la realidad en que estamos inmersos. No pierdas un minuto en pensar que te quedas atrás, parece que es la máxima de los más tecnólogos.
El otro día hablabas de ese nuevo término, la brecha digital, las diferencias de velocidad en los países de este planeta. Como siempre te fijas en otros mundos que no sean el primero (el superdesarrollado), sacaste como conclusión que la realidad global es muy triste. Ves demasiado, te dije. Menos mal que nunca te parece mal que te diga esta frase. Sé que discutes con tus amigos y amigas cuando dicen estar al borde de la depresión (adolescente) por nimiedades propias de la edad, por no tener para ser, por no estar para ser visto, por no ir para figurar, por no aparentar para existir. Tú sí que tienes en tu mente los globalizados problemas que sí son trascendentales, aunque te sometas a los dictados de tus amistades.
Otro efecto de tanto digital es esa queja continua que ya detectáis los jóvenes que acceden a muchos aparatos: el exceso de información. A los más grandes también nos pasa. Quien diga que tiene las ideas muy claras siempre y que sabe seleccionar al momento, que se observe a sí mismo en la selva digital: Internet o un río como corriente continua de información.
Para echar más leña al fuego, ya viste la que se armó el pasado miércoles 24 de agosto con el artículo del escritor Jordi Soler titulado “La información instantánea”, en EL PAIS. Los blogs echaban humo con ciertas críticas a su contenido. No estaban de acuerdo cuando razonaba por qué creía que la información instantánea que publican los blogs ante una noticia no siempre debe ser creíble porque no está contrastada. Criticaba que ahora cualquiera pueda convertir en noticia una curiosidad que encuentre por la calle, con fotografía digital incluida. Defendía el papel del oficio de periodista como profesional que busca el equilibrio y saber tratar lo que es información de lo que no.
Te formaste luego una visión global del tema. Defendiste las posibilidades tecnológicas, esto que hacemos ahora al alcance de cualquiera, la democratización de la publicación, la libertad. Te caen bien los periodistas pero dices que los blogs les pueden ayudar aunque sea información subjetiva. Lógico, no crees en la objetividad. Yo tampoco. Le respondías a Jordi Soler: a menudo las fuentes de la información pueden aportar noticias falsas o manipuladas, y no son de blogs; las webs oficiales cuelgan también su versión y los periodistas la citan sin problemas. Y podríamos hablar del papel de los gabinetes de comunicación, de relaciones públicas, de marketing, los amigos del amigo del mandamás de turno, el rumor, la llamada confidencial. Se los creen y les están intoxicando. Te hizo gracia cuando te comenté que la prensa rosa de esta semana habla del amante de la mujer de un ministro francés actual. Cuando dicen quién es él, sus datos biográficos recogen que es un experto en comunicación de grandes noticias internacionales. Si es cierto, imagínate en qué mundo vivimos, en que las grandes noticias son decoradas y puestas a punto por expertos de todo tipo, para conseguir los efectos programados con antelación. Así de claro. Créetelo que el mundo está lleno de lobbys, de técnicos en saber decir lo que toca en cada momento o lo que programan para que oigamos, compremos o pensemos. Así de claro.
Después de todo, van y critican las aportaciones de bloggers como nosotros, cuando muchos periodistas escriben en un diario y en su blog escriben cada día opiniones a veces distintas a lo que han publicado en el papel. Recuerda lo que Eugenio Scalfar, fundador del periódico italiano La República, le dijo a un grupo de alumnos de periodismo no hace mucho: "Periodista es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente". Luego te surgió la duda. Querías saber cómo llamaría a la gente cuando es ella misma la que informa directamente al resto de la gente.
Lo dijiste muy claro de nuevo, la corriente continua de informaciones es una riqueza que aún sería mayor si nos enseñaran a transformarla en conocimiento. En eso estamos, te dije, en un proceso llamado cultura formado por muchas asignaturas y por el conocimiento acumulado y heredado de tantos sabios que en vez de Internet disponían de un cerebro para pensar.
El río es largo y la información es continua. Quizá de momento el arte esté no tanto en vadearlo sino en compenderlo.

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